30 octubre, 2005

Llamadas interurbanas. A. Fierro

Menos mal que de vez en cuanto algún amigo con buenas letras echa una mano y permite que este blog tenga más cosas y se tomen un descanso mis monsergas. Es el spleen particular de Avelino Fierro.
LLAMADAS INTERURBANAS
A. Fierro.
- Hola, señor Secundino, ¿qué tal, qué haces?
- Hola Ceci, nada, aquí estamos, instalados en esta murria de día. Me acabo de levantar de la siesta... con las contradicciones.... oyendo un poco de música. He puesto un disco de Sabina. No sé porqué, no me gusta. Bueno, si alguna vez me han preguntado, es lo que he dicho y no sé muy bien por qué. Parece que es obligatorio lo contrario para los que hemos sido un poco de izquierdas. Pero me cae gordo y tampoco sé muy bien por qué.
- (“Calla niño, que no es pápa, que se han equivocao”)
Es Julito, que está como loco dando voces “pápa, pápa” porque han llamado al portero y ya le digo yo que pápa se fue a por tabaco y no va a volver. Oye, ¿y qué disco es?
“Carnavales en los arrabales de mi corazón”
- Ah, no sé cómo se titula. Está haciendo el chorras, vestido o desnudo de boxeador. El disco sí me cae simpático, es un ilegal. Lo cogió Martita aprovechando una levantada rápida de los manteros. Cogió ése y unos cuantos de Operación Triunfo, que es lo que había. Oye, ¿te cuento una muy buena que vi de manteros en el Húmedo?
- A ver.
- Hace un año y pico pegaron la voz de alarma y recogieron ipsoflauto. La verdad es que se dan mucha maña; eran de esos sudamericanos que son chiquititos y todos iguales. Me parece que algún pequeñajo que andaba por allí, sorbiéndose los mocos, fue también para la manta. Bueno, pues todos expectantes y, de repente, aparece por la esquina del Lateral un clarinetista de la banda municipal, gordo, gordo, secándose el sudor con el pañuelo, pero como era ya casi de noche y el uniforme es como de municipal...
- Ah, ah, es bueno. Pues yo he puesto hoy a Paco Ibáñez y me he empeñado en aprender las letras.

“vamos a soplar la raya del amanecer”

- Ostia, lo tuyo es más jodido. Si, además, no tienes edad para eso. Que lo hiciera yo, todavía...
- Ya , ya, es que llevo unos días que no me encuentro a mi pispa. A ver si eso arregla algo.
- No sé, no sé.
- Bueno, yo te llamaba para darte las gracias por las fotos, que son preciosas. Ya pensé hacerlo hace días.
- No te preocupes, ya me dio las gracias Julio hoy. Le mandé un correo y ya me lo dijo. Así que, a ver si hay más comunicación en esa pareja.
- Ya, ya, si es que comunico más con Gastón cuando doy el paseo de bajarlo a mear. Y Mar, ¿qué tal?.

“y desafiando el oleaje sin timón ni timonel
por mis sueños va ligero de equipaje
sobre un cascarón de nuez mi corazón de viaje”

- Nada, bien. Acaba de ir a tomar café a casa de una amiga que ha puesto casa. Luego he quedado con ella en el teatro, en el Auditorio, que no sé qué ponen que parece que está bien.
- Joder, cómo os cultiváis.
Calla, que estoy hasta el gorro. La semana pasada fuimos cuatro veces al flamenco, al ballet y otras historias.
- Pero si luego no hacéis más que quejaros los de provincias, que si no hay nunca nada. Por lo menos vais a lo que hay; aquí es que no vamos, con todo lo que hay.
- No, no, que yo estoy hasta el moño. Que ando haciéndome el muerto, despistando, a ver si no se fija en mí. El quinto día no fuimos al Emperador, pero porque no había entradas. Y, mira, podía haber estado bien, era esa de la cena, de Flotats y el de Sahagún, cómo se llama...
- Carmelo...
- Ese, Carmelo Gómez. Bueno, que me dice Julio que vais a venir para el puente, a ver si nos vemos. Dile que vi lo suyo en “eñe”.
- Ya, lo de Pantagruel en el Bierzo. Cada vez que lo leo, bueno, cada vez que me acuerdo, ya me viene el ardor al ombligo y me tengo que tomar unas almax, qué pasada de menú. Qué ardor.
- Ardor guerrero. Oye, que si vienes no dejes de ir a la exposición del Instituto de Cultura, que a los fotógrafos os interesa.
- ¿Qué ponen?
- Son fotos de Juan José Gómez Molina, uno que tiene unos libros cojonudos sobre dibujo en Alianza. No sé si están a punto de cerrar.
- Nada, nada, haz lo que sea pero que no la cierren, que tengo que ir a verla.
- Bueno, me encadenaré a la verja de la puerta de entrada. Me hago fuerte allí. Aunque no sé si acaba otra en el MUSAC, de Art Futura. Bueno, no te preocupes, allí mando a otro, a uno de esos que piden por turno en San Isidoro. Bueno, o sea que te gustaron las fotos. La de la furgoneta en lo alto del Mirandelo está bien. Tú tienes un gesto guapo. Parece de esas de road-film o road-runner o como se diga. Estamos todos bien, en la cima del mundo. Sin preocupaciones, sin dolores en la vejiga, sin toses por la noche, sin niños. Parecemos hasta jóvenes y felices, ¡cagon la hostia!
- Téngase, señor Secundino, no se me emocione. Eso de la vejiga ya no se oye, se la deben haber quitado a las nuevas generaciones. Estoy acabando los diarios de Ruano y habla mucho de ella, de la suya. Me están gustando las historias del señorito, hasta estoy dando algunos paseos buscando sitios de los de aquel Madrid de los cincuenta. Qué encanto y qué cutrez. Me está prestando. Ridruejo decía de él que era un bohemio que había vivido toda la vida de su trabajo.
- Yo lo tengo subrayado. Te voy a estropear el final: “El terror es blanco. La soledad es blanca.”

“lágrimas de plástico azul
rodando por la escalera”

- Oye, ¿sabes que no pasé a la final del Fotofest?
- Ya, ya ... ya lo vi en Internet. La verdad es que estaba jodido, había gente muy buena. Las tuyas están muy bien. Me sorprendieron mucho, no sabía yo de esa afición tan en serio. Qué callao te lo tenías. Aunque con esa Leika... Bueno, igual es más llevadero que lo del andamio, que ibas a acabar con tortícolis crónica como Buonarotti.
- Ya, es que estoy hasta la cígara de concursos apañaos, de soportar a curas que te dan dos duros y se creen que te hacen un favor, de estar mucho fuera de casa. Me lo tomaba muy a pecho. La última vez que tuve mucho tiempo una talla de un Cristo que estaba hecho un cirineo acabé hablando con él y se me aparecía por las noches, se desclavaba y se me caía encima de la cama, estaba to ensangrentao. Una ossessione.
- No sé, tú verás. Si eres una virguera, si me contó Julio que cuando fuiste a Alemania te pagaron bien, te lo pasaste bien y trabajabas la mitad que los otros, que te parabas a esperarlos haciéndoles el molinillo con los pulgares y silbando, pa joder. Me decía que los restauradores españoles estáis acostumbrados a ir mucho más rápido con tanto metro y metro de retablo tocho.
- Sí, algo de eso hay. No sé, igual estoy cansada, me estaré haciendo mayor.
- Vete a cagar.

“el gallo a sueldo de la madrugada”

- Oye, ¿y qué correo decías?
- Uno sobre los políticos que mandé a “El País”. Dile que te lo pase, no te lo mandé a ti porque no tenía tu correo en la ofi. Nada, lo de siempre, que quieren cobrar el paro y no van ni por la oficina de empleo. En el debate de los presupuestos había cuatro contados y eso porque habrían quedado luego en el bar de las Cortes con las churris.
- Son la ostia los “pofesionales”. El otro día, en los muñegotes, hablaban de la pandemia del estatut.
- Joder..., bueno, anda, que te vas a arruinar. No dejéis de llamar. A ver si nos vemos, que estamos muy encerrados últimamente.
- ¡Pero si no paráis en casa!
- No, te digo del Montecarlo, o así, de enredarnos hasta tarde, que después de las culturetas tomamos un par de vinos y nos vamos a casa, que al día siguiente hay que dar el pego en la ofi.
- Bien, bien, oído plancha. Besos.
- Bersos, bersos.

“las niñas ya no quieren ser princesas
las estrellas se olvidan de salir
la muerte pasa en ambulancias blancas
pongamos que hablo de Madrid”

1 comentario:

Anónimo dijo...

(el mismo anonimo q escribio el comment en el cuadro de arriba)
Se ve q yo tambien estoy un poco tonto porque el comment del cuadro deberia ir aqui.