21 enero, 2006

Dos noticias de la prensa alemana de hoy que dan que pensar

1. La monda. Die Welt da una noticia totalmente sorprendente (¿o no?) sobre el caso Susanne Osthof. Es aquella arqueóloga alemana, simpatizante con el Islam y que jura en arameo (¿o era en árabe?) contra sus compatriotas alemanes y contra el Estado que la rescató de sus raptores a base de pasta gansa. Hace semanas debatimos un poco en este blog sobre su peculiar patriotismo y sobre cómo debe comportarse un Estado con un ciudadano suyo que se cisca en sus muertos. Recuérdese, además, que la Osthoff salió de su cautiverio hablando maravillas de lo buena gente y agradables que eran sus secuestradores y de que ella quería regresar pronto a Irak y seguir sus investigaciones con cargo al presupuesto alemán. Luego hubo quien dijo incluso que ella era una espía alemana camuflada y no sé cuántas cosas más.
Pues ahora resulta, según Die Welt, que después de ser liberada la buena señora, ya a salvo y bajo custodia de personal de seguridad alemán, se tomó una ducha. Aprovecharon sus protectores para echar un vistazo a las pertenencias que llevaba en sus bolsillos y, oh sorpresa, resulta que llevaba un buen puñado de dólares y que, confrontados los números de serie de tales billetes, se comprueba que son parte de los que se entregaron para su rescate. Urge hacer una película sobre el caso y la señora, que también debe de ser un caso.
2. Esta es más seria. Cuentan por ejemplo Die Zeit y el Tagesspiegel los primeros resultados del concurso que el Estado alemán ha organizado entre las distintas universidades del país, a fin de que en el futuro reciban importantes complementos de financiación en función de su excelencia. Se presentaron setenta y cuatro universidades y han pasado la primera criba treinta y seis. Ha habido sorpresas, como la eliminación de la Humboldt, de Berlin. Se toman en consideración los resultados científicos obtenidos, la calidad de la enseñanza y el proyecto de futuro. Restan aún dos fases de la competición. Las que queden clasificadas las diez primeras recibirán 13,3 millones de euros anuales de incentivo.
Je, nos vamos a reír un montón cuando aquí se comience a hacer algo similar. Verán qué apuro de los rectores para esconder o prejubilar a toda prisa a los miles de inútiles que han promocionado en los últimos años a cambio de un voto y de unas caricias en la parte mullida del ego rectoral. Si el concurso fuera de índice de mangancia por cada cien catedráticos y titulares, aquí nos hacíamos de oro. O de desconocimientos básicos de cultura general. Pero como empiecen con la matraca de la enseñanza actualizada y la investigación de calidad se va a descubrir que estas universidades nuestras son de tipo 13 Rue del Percebe, y que el botones Sacarino está muy ilusionado esperando a que el sistema de habilitación se cambie por el de acredifelación para hacerse cátedro y cantarle las cuarenta al Dire.
Hija, qué disgusto tengo.
NOTA BENE: una puntualización, por si las moscas o los malentendidos. Entre los titulares, catedráticos, contratados, etc, y también entre los rectores, los hay que se dejan la piel y la salud mental en el oficio, que trabajan con seriedad, rigor y el mayor esfuerzo, en medio de la incomprensión gremial y las zancadillas. Yo conozco unos cuantos. También rectores. Toda generalización se refiere a tendencias dominantes y promedios, y es compatible con excepciones. Haberlas, haylas, que conste. Pero pintan cada vez menos. En la Universidad española (o lo que sea) el buen trabajo profesional en la enseñanza y la investigación y la gestión con amplitud de miras e ideales serios son excentricidades. Bentitos excéntricos, encomiables mártires. Les quedan cuatro telediarios.

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