14 enero, 2006

Qué pensaría un marciano.

Iba a decir que qué pensaría un marciano si se diera una vuelta por aquí y nos viera con esta facha. Pero voy a plantearlo de otra manera.
Imagínese usted, si es lector que ya anda por los cuarenta o más, que allá por el ochenta y tantos a usted le hubiera dado un patatús y se hubiera quedado inconsciente. Y que acaba de despertarse, ahora mismo, en pleno uso de sus facultades mentales, como si nada hubiera pasado y con sus recuerdos completos.
Usted recordaría aquellos primeros gobiernos de Felipe González. O, antes, a Suárez y sus gentes. Y lo a gusto que estábamos, y lo orgullosos, con una Constitución tan a la última, y metiéndonos de cabeza en Europa, y quemando etapas a toda velocidad. Y gobernados por unos tipos que daba gusto cómo hablaban, pues hasta se les entendía lo que decían. Y que habían leído. Y que tenían experiencias vitales, políticas y profesionales variadas y ricas. Y con una oposición que vaya tela. Nunca creí que en este país acabaríamos añorando la cabeza de Fraga, a pesar de tantos pesares. Y su talante en tiempos de mutaciones. Sí, he dicho su talante y no he bebido más que un café aguado. Es que, recuerde, el trato de Fraga con Carrillo y de Carrilo con Fraga, por ejemplo, era exquisito y elegante, sin que lo cortés excluyera de ninguno lo valiente. Como ahora talantín y talantón. Igualito.
Bueno, pues después de hurgar en su memoria, usted, recién despertado de tan largo sueño, enciende la radio y la tele y se pone a leer los periódicos con frenesí. Quiere enterarse de cómo son hoy los del gobierno y los de la oposición.
En cuanto lo consiguiera, apuesto a que comenzaría a implorar a todos los dioses para que le privaran nuevamente del seso.
Porque, vamos a ver, ¿cómo hemos podido caer tan bajo? ¿Qué hemos hecho para merecer esto?
Uno ve la alineación del partido gobernante: ZP, Pepiño Blanco, Caldera, Carmen Calvo...
Y ve al clan de la quijada encabezando (y acabando) la oposición: Rajoy, Acebes, Zaplana...
Y ya si miramos a los aliados, para qué.
Y he dicho ver y mirar. Si, ya por puro masoquismo, ponemos la oreja a cómo hablan, la monda. Es como haber regresado a la infancia, a Carioco, Anacleto y las Hermanas Gilda. Y que me perdonen los últimamente aludidos.
Ando así porque hace un par de días vi en La 2 un trozo de documental sobre la apertura de relaciones diplomáticas con Israel en tiempos de Felipe González. Y salían muchos de los de entonces. Y hablaban...
Ay, qué más nos puede pasar.
Necesito fumar, ya.

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