14 febrero, 2006

Más resocialización. Aquí un amigo, aquí mi tía.

La prolífica pluma de AnteTodoMuchaCalma, primus inter pares, nos ha dejado unas reflexiones sobre la resocialización de los presos que merecen estar aquí, en primer plano. Me complementa, me matiza y hasta me corrige un poco -con ánimo resocializador, eso seguro-, cosas todas que me agradan de veras. Lo que ocurre es que también se quiere apropiar la única tía que me queda, y eso ya no sé yo cómo tomármelo. Debería ocuparse de sus propias tías. Pero pase por esta vez.
Me permito, presumiendo su consentimiento o disculpándome si no se aviene, pegar sus dos comentarios aquí abajo, pues me parece que juntos encajan a la perfección. Respeto íntegramente su estilo, pues a las claras se ve que es muy suyo (el estilo, digo) y eso siempre es un punto a favor.
Y, como otras veces, mil gracias a él y a los demás amigos, Les debo muchas contestaciones, pero el tiempo no me da para más, pues tengo también otros vicios.
Estos son los textos de AnteTodoMuchaCalma:
Querida doña Obdulia: Espero que al recibo de la presente se encuentre usted bien. Yo también tengo una tía Obdulia (Obdulia María, en realidad), por lo que si no le importa, le llamaré yo también “tía”. Sobre lo del trabajo: Lo de que la mano ociosa es instrumento del diablo ya lo sabían bien nuestros tatarabuelos, así (o sea: sus bisabuelos, tía). Ante una delincuencia de miseria como la más importante de los años 70 y 80, la cualificación profesional era un camino indicadísimo para reducir las cifras de criminalidad a la salida del preso (para lo que llaman los yanquis la “prisoner reentry”). Así que incentivo al canto: trabajas y te reducimos pena (un día por cada dos de trabajo). ¿Qué pasaba? Que la ley la escribió un señor muy bueeeeno, muy bueeno, y la votó todo el parlamento por aclamación, pero su ejecución la hicieron los de siempre (los políticos pasan, la administración permanece). Sacar de la nada miles de puestos de trabajo para todos esos a quienes se les había reconocido un derecho, e inspeccionar si hacen algo de provecho o no, era carísimo (las labores de inspección son siempre lo más caro). Solución: hacer la vista gorda, pasar a entender incluso limpiar la celda era trabajar… y así no había ni que inspeccionar, porque se daba por supuesto que todo el mundo la limpiaba. Con eso, las cifras de las penas eran de broma, porque siempre significaban un 66 % de lo que se había impuesto realmente. Así que en 1995 el último y agonizante gobierno del GranGato acabó con ese sistema, elevando las penas y eliminando esa disminución automática. Lo que pasa es que en los sitios civilizados no aplicamos las nuevas leyes perjudiciales a casos antiguos: a cada caso, su ley. No puede ser que el Estado te prometa: “si haces esto, te doy 10 años de cárcel”, pero que cuando ya lo has hecho se lo piense y diga “mejor ahora 20 años”. Tendríamos que salirnos de la Unión Europea y del Convenio Europeo de Derechos Humanos para hacerlo, porque Europa no nos dejaría hacerlo, tía. Es la cosa del Estado de Derecho. En resumen: las pifias del pasado no se pueden arreglar. Sólo se puede evitar que no se repitan. Y ya no puede pasar que alguien mate a más de dos personas y salga antes de los 40 años. Sobre lo de las penas de miles de años que se quedan en décadas: hágale caso a su sobrino, tía, que ya sabe que le quiere bien. En España no existen penas de miles de años. El Estado, por tonto que sea, sabe que nadie vive miles de años. Eso es tan tonto como calcular el precio de un coche sumando el valor de todas los repuestos que lo componen. Pero ya sabe, tía, que los periodistas tienen que vivir de algo, y sacar un titular con “piden 15 años de prisión para Mario Conde” no da tanto parné como publicar “piden 7500 años de prisión para MarioConde”. Las penas máximas en la actualidad para terrorismo son de 40 años (con que tenga un solo delito de sangre, es jodido que no llegue ahí: art. 76 CP) y de cumplimiento en encierro total, sin posibilidad de libertad condicional ni de terceros grados a menos que declare que renuncia al terrorismo, a sus medios y a sus fines (art. 72 de la Ley Penitenciaria: y olé el artículo 16 de la Constitución). Quienes piden que se suban las penas porque las existentes son cortas, le quieren liar a usted como los comerciales de Guanadú que le vinieron el otro día. Ellos ya saben que se han subido las penas y que para los casos futuros ya no puede pasar lo que pasa con Parots y compañía, porque hoy un Parot se jala 40 años como Felipón. Y a quien le diga que la sociedad española no aguanta que un preso salga tras 40 años de prisión solamente, ni caso: habla de lo que no sabe, porque no ha pasado nunca que alguien haya salido tras una sola condena de 40 años (no existían condenas de 40 años; sí había gente que iba enlazando condenas, pero no de una sola). Luego están esos listos de “es que a partir del segundo asesinato, los siguientes le salen gratis: a Parot 50 asesinatos de los 52 le han salido gratis”. Ya sé que lo dice Pedrojota y que usted le tiene mucha ley, pero son unos listos, tía. Porque ellos lo máximo que pueden proponer es que sólo le salgan gratis 49. ¿Por qué? Porque el Parot no va a vivir para siempre. Hoy un asesinato como los de Parot se lleva entre 20 y 30 años por cada uno. Con dos, alcanza el máximo (40 años). Ellos quieren ponerle perpetua (que para un señor de 25 años supone una media de 52 años de prisión, hasta los 77 años de media que vivimos los varones; y para una señora de 25 años supone una media de 54, porque las mujeres viven por término medio 79 años, 2 más que los hombres… ¡y usted está hecha una rosa!). En resumen, tía: que no se pueden aplicar las leyes nuevas a los hechos viejos. Y la ley nueva ya prevé que un señor que cometa dos asesinatos se come 40 años a pulso. Es como si liberasen ahora a un asesino condenado en el año 66, cuando se compraron usted y el tío el Biscuter. Entonces…¿por qué Pedrojota monta todo este lío? Pues ya lo sabe, mujer: porque quiere más teles, y los del Zapatitos no le van a dar tantas. También va diciendo que estas reducciones de pena las hace el gobierno … Que “hay dos posibilidades de interpretación de la Ley y los fiscales del gobierno optan por la más favorable para el etarra” (cuando nunca hubo otra interpretación distinta, y menos con Aznar)… Que “estas reducciones las inventaron cuando pensaban que ETA se iba a extinguir y había que ser generosos, pero ya sabemos que no va a ser así” (cuando estas reducciones ya se aplicaban durante el franquismo, y no se aplican a ETA sino a todos los delitos, mayores y menores)… No le tenga tanta ley al Pedrojota, tía. ¿Sabe, por cierto, por qué se me llevan los demonios con todas estas cosas? Porque los presos de ETA constituyen alrededor de un 1’4 % de los presos en España. Pero cuando los Pedrojotas se dedican a sacar estas mierdas (dispensando, tía) a quien acaban fastidiando es al ratero, al choro, a ese 78% de la población penitenciaria que está en prisión por delitos contra el patrimonio o contra la salud pública. Bueno, tía. Un fuerte abrazo y cuando me pase por León no dejaré de visitarla.Su sobrino que no lo es, AnteTodo.
PD.- Otro día podemos hablar acerca de por qué la gente se empeña en decir que el retribucionismo es malo, por qué comparan retribución y venganza (¿se venga Alcampo cuando al salir con los donuts nos pide que paguemos lo que dice la etiqueta?)... Otra: ¿por qué la gente sigue empeñada en que la pena talionar es desproporcionada? La proporción talionar es muy baja: nadie castigaría obligando a devolver 100 euros a quien robe 100 euros (porque entonces sólo es cuestión de probar: lo peor que puede pasar es perderlos). Lo brutal es acudir AL CUERPO del condenado (y da igual en qué proporción: no hay proporción de daño físico que no sea en sí inaceptable); pero si excluimos los castigos físicos, la pena talionar resulta... ¡DEMASIADO SUAVE!. Pero da igual: en el bajocontinuo de la corrección política, "retribución" es malo, y "prevención" es bueno. Pero si el Estado no puede subirle de nuevo la pena al Parot es porque el pensamiento de la retribución ata las manos del estado con garantías: "NO TE PUEDO COBRAR MÁS DE LO QUE TE DIJE QUE TE IBA A COBRAR". Y eso, te reinsertes o no. ¿Que la retribución es blanda? El pensamiento de la retribución es el modo más digno de dirigirse al condenado: que "pague a la sociedad lo que debe" y se acabó. Siempre los cantianos... Aquí son un poco taraskas, pero repito: siempre serán los cantianos los que nos saken del hoyo.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Muchos besos para todos

IuRiSPRuDeNT dijo...

"Mu gueno" sí señor, con las orejas, antetodomuchacalma. jejeje

Ahora vamos a mojarlo con unos chatos.

Fdo: EL tío Obdulio

Públicalo, creo que mis compañeros de partida se enterarán de una vez por todas de que va la vaina:Más simple no se puede....

Juan Antonio García Amado dijo...

Vaya, se multiplican las obdulias y los obdulios. Tomémoslo como daños colaterales. Propongo una asociación, con página güés (esto en bable tiene otro significado, pero no volvamos a liarla con la multiculturalidad) y todo. Me pongo a mirar en la red si hay precedentes y llueven las sorpresas. Por ejemplo, la página www.tias.com ya existe,pero resulta que no trata ni de lo que ustedes piensan ni de obdulias, es una página... de antigüedades y coleccionables, jeje. Pero la nota optimista es que están libres los siguientes dominios: www.obdulias.com y www.vadetias.com
En cambio, www.tias.org es la web de un municipio turístico.
Va a resultar verdad eso de que la red nos manda todo el rato mensajes cabalísticos.

Anónimo dijo...

En este blog sin tía Obdulia no eres nada! Yo tengo una tía Elvira, pero donde esté una tía Obdulia...
En una de estas les pido prestadas las suyas por un rato..
Buena tarde a todos los sobrinos.

Anónimo dijo...

Grazie tante por todo y, en especial, por lo de primus. Por modestia (social) iba a rechazarlo educadamente.
Pero luego he pensado que si Obdulia es nuestra tía, entonces tiene usted razón: somos primus.

Anónimo dijo...

Sigo opinando que la resocialización ha de intentarse unicamente porque a la sociedad le interesa que no haya por ahí tanta bomba (en potencia) suelta y con la espoleta activada (delincuente que ha pasado por la cárcel, se convierte en una bomba antisocial en potencia).
Lo demás de la retribución o la prevención o el art 25.2 de la CE, sirve para opinar y debatir dialecticamente mientras que la resocialización es imprescindible para la sociedad si hay un alto porcentaje de delincuencia, si no hay mucha criminalidad la resocialización es menos interesante para la sociedad.

IuRiSPRuDeNT dijo...

Yo creo que para hablar de resocialización debería pasar antes unas vacaciones en el carcel.

Cuando oigo hablar de resocialización me acuerdo de los bailes indios implorando la lluvia.

es inevitable, me entran unos sudores como cuando enciendo la tele y me encuentro el gran hermano o un programa así, me es mucho esfuerzo centrarme en ello.

Y lo intento oye, me digo venga vamos a disfrutar coño no se pueden tener manías hya que comer de todo algo bueno saldrá de ello. Pero no hay manera. Pues con al resocialización me pasa lo mismo es una palabra maldita no me entusiasma nada.

Anónimo dijo...

Intentemos quitarle caspa a una palabra demasiado sobada.
En pleno desmontaje de las instituciones de solidaridad estatal, subsisten ciertas instituciones de supuesta "reinserción": libertad condicional, sustitución, suspensión, permisos, trabajo penitenciario. Si subsisten en esta sociedad hijaputa no es por justicia, sino por utilidad. Desde luego, por lo que dice Anónimo (que te suelten de golpe en el barrio a tres tíos tras cinco años de prisión "a pulso": qué peligro); pero también por otras cuestiones. Entre ellas, económicas: tenemos 61.000 presos. En 1993 teníamos 31.000. Y no ha crecido tanto el delito. Eso es CARO DE COJONES. Cuando la contención penitenciaria es menos necesaria, se acude más al cumplimiento externo (libertad condicional, centros abiertos, etc.), que es casi gratis. Y sólo con un incremento medio de dos días de permiso ordinario por año y preso no sabes cuánto se ahorra.
Esto explica por qué no desaparecen estas instituciones. Pero no explica por qué existen. Moralmente, su fundamento no puede estar en que nos salga más barato joder al preso.
La supuesta "reinserción" no es una cuestión de solidaridad. Las instituciones que mal llamamos "reinserción" son, por una parte, "neminem laedere": es decidir cuánto le vamos a patear los huevos al preso. La diferencia entre una condena a pulso y una con permisos y tercer grado es como la que hay entre una condena a pulso y una pena corporal.
Y ahora lo gordo: en las instituciones de reinserción (sobre todo: formación laboral, etc.) hay la aceptación de la corresponsabilidad social en ciertos tipos de delincuencia. Un poco de demagogia: Ramón Chorizo tiene una renta del 35 % de la media. Mario Conde tiene una renta del 3000 % de la media. Ambos delinquen contra el patrimonio. La conducta humana siempre está "condicionada"; pero el Estado Penitenciario sólo va a subvenir los déficits que condicionan la de Ramón (falta de formación y hábito laboral, por ejemplo), y no los de Mario Conde (que los tendrá, claro, como todos). Porque de los condicionantes de Mario Conde el Estado no se siente responsable, y de los de Ramón, sí. ¿Es esto solidaridad? Sí en el sentido de que hay una responsabilidad "in solidum": la sociedad comparte contigo la culpa. Pero no es solidaridad en un sentido político, como la que inspira la tributación por capacidad económica o el deber de socorro.

Anónimo dijo...

Abundando en el asunto, si un delincuente quiere reinsertarse y resocializarse hoy por hoy lo tiene fácil sea cual sea su grado de animadversión social.
Hay que partir de que esta sociedad no es ni semijusta, es desigualitaria en cuanto a la riqueza e igualitaria en necedad (con las excepciones de los estudiosos, científicos y filósofos), es una sociedad cuyo máximo temor es la muerte. Esta es mi opinión y ,por tanto, discutible por todos los sitios. Pero yo parto de esta realidad (para mí) para justificar la resocialización.
Pues vale, un ciudadano, por las razones que sean desde la ETA , el GAL (bueno estos lo tienen más fácil lo de la resocialización) hasta el tironero de barrio marginal o el descuidero vulgaris que se lleva un chicle del qujiosco porque le apetece mascar algo , delinque , se abren dos opciones ante él cuando se queda encerrao en el chabolo la primera noche en el maco, después de haber pasado por comisaría el talego es un paraíso.
1ª opción, cagarse de miedo y autoreflexionar (si no está enganchao , si estás enganchao la droga ni pensar te deja)y entonces ya la terapia resocializadora se la ha hecho el propio delincuente.
2ª opción , juntarte con los troncos del barrio y dedicarte a pasar los días y las noches hasta que llegue la bola. Con lo cuál la resocialización tardará más en llegar.
Entonces ya nos queda un grupo en que centrarnos, los de la 2ª opción.
Inciso : en la cárcel no se aprende a delinquir, eso se aprende en la calle, en la cárcel lo único que se aprende es a estar encerrao. ¿qué me va a enseñar otro preso? ¿cómo le pillaron a él por su exceso de cerebro? ¿a manejar un pincho? o vienes sabiendo "esgrima" de la calle o tal vez la primera lección sea la última. En la cárcel no se aprende ni la lección más elemental, el teléfono móvil no debe existir entre el hampa.
Pues bien, entre este segundo bloque podemos subdividir entre enganchaos y no enganchaos.
El enganchao es un problemón que tela para resocializar (con las excepciones de rigor), es una desgracia que no es culpa de los traficantes, la inmensa mayoría también consumidores, sino que es culpa de los métodos ineficaces de cura, porque es necesario previamente curar al drogodependiente para resocializarle y me cago en ros, ponerle a fregar platos o en una terapia redonda de esas a contar lo yonkón que eres , ir con tu madre a todos los sitios cuando antes no la podías ni ver y sobre todo te ponen a currar, sí, te encuentran un curro de 600 euros para que te sientas una mierda pinchada en un palo y puesta a secar al sol, cuando antes con los trapis , el marginal, o con el parasitismo del bolso de mamá esos 600 euros en tres días de calle los sacabas y te los metías con margen. Con alguno habrá funcionado, yo no conozco a ninguno que lo haya dejado per secula ni en Proyecto Hombre ni en Cruz Roja ni en Reto ni en ACLAD ni en las ursulinas ni en escuela de ética. Yo los que conozco que lo han dejado ha sido de golpe y diciendose a sí mismos/as a tomar por culo la droga que me estoy suicidando. Los hay ya que la sociedad, previo estudio, chivatos de la policía, incorregibles no dañinos y tal les dan metadona o heroina de por no-vida.
Bien, logicamente los que se curan pasan al grupo de no enganchaos delincuentes. Y a estos es sobre los que realmente puede pensar la sociedad volverlos a admitir. Lo único que tiene que hacer la sociedad es no molestarles, ni para bien ni para mal, ni son ejemplo de nada , ni son triunfo si no vuelven a las andadas ni fracaso si reinciden o reiteran. Eso sí, son bombas, saben hacer daño cada uno en su estilo, pero también saben que la sociedad no es algo malvado que está en deuda con ellos ¿por qué?, pues porque les han ayudado ¿quiénes? la sociedad en general y en particular cada uno tendrá su ayuda. El iter más lógico sería : entrada en prisión por 8ª o 9ª vez, de ahí para arriba , tener ya unos cuántos amigos bajo tierra y el resto enganchaos o tonteando seriamente con el mufre, ver que ya sólo te ligas mujeres muy marginales y marginadas ; pides hablar con el juez de vigilancia le cuentas tu vida lo malo que has sido y que quieres el cambio ese que tantos resultados electorales ha dado , te portas bien en el maco , con el gimnasio, la escuela, la biblioteca, aseo personal e higiene en la celda, dejas de echar el polvo mensual con la tronca de turno, eso sí , sin colaborar con la puta prisión para nada, el preso depende del juez de vigilancia no de los carceleros.
Llega el día, a veces lejano, que el juez de vigilancia te suelta o se cumple la condena, en total que te dan la libertad.
Sigue habiendo ayuda, pero ésta ayuda es la que yo me refiero debe ser autoayuda de la propia sociedad hacia sí misma, porque el sentimiento del ex-delincuente es de agradecimiento, no se siente marginado, conoce a otro tipo de personas, otras mujeres/hombres, pero ... el ex delincuente no debe hacerse las ilusiones de que esto es lo que mola, como estaría yo tan equivocado, no, arrepentimiento sí, pero interior , no flagelarse ni nada, pero tampoco sentirte como que descubres América sobre todo sabiendo que a la sociedad le interesa que uno se haya resocializado , para no ser atacada cada vez más bestialmente.
Es sabia nuestra Constitución en su art 25.2, sin duda.

Juan Antonio García Amado dijo...

Pues me apunto un comentario sólo para decir que son muy ilustrativas y atinadas las explicaciones complementarias de AnteTodo y que habría que estudiar con seriedad las tesis de Anónimo. A éste, por otro lado, lo animo a que siga escribiendo con ese manejo mezclado de los lenguajes, tiene auténticas maneras de narrador, y lo digo sin pizca de ironía. En cuanto puntúe un poco mejor, dará gusto pleno leerle ese tipo de literatura.