20 febrero, 2006

Sobre Latinoamérica. II.

Esta es la segunda carta del colega y querido amigo latinoamericano que nos hace de corresponsal y nos ayuda a ver las cosas de allá con mayor ponderación y con una reflexión mejor fundada.

Querido Juan Antonio:
Gracias por también tu estimulante escepticismo, que vivo y afirmo desde hace muchas lunas. Un escepticismo "metodológico" y " ontológico". Me parece difícil mirar y tratar de entender el mundo desde otra perspectiva.
Yo nací a la vida social y universitaria en un contexto de suyo de "izquierda", pero no militante ni partidista, precisamente por el mismo motivo que tu señalas: las compañías eran insoportables. Más vale solo que mal acompañado.
Pero un " escepticismo metodológico" nos lleva a querer aclarar primero el discurso teórico-práctico de la acción política. Se trata de un problema eterno: la realización de sistemas ético-políticos. Este camino es siempre difícil e incómodo para uno y los demás, pues se nos obliga a "definirnos" frente a tal o cual grupo político. En los años 70 a 72, en plena "revolución de la fuerza armada peruana", yo, como joven profesor de
derecho en San Marcos y cercano de las "eminencias grises" de la revolución (profesores de filosofía) trabajé durante seis meses en la Comisión de la Reforma de la Educación. Fue un esfuerzo desmedido, con gran entusiasmo que acabó en la nada. En el 73 salí con destino a París.
Volví a finales del 75 y ya todo se estaba desmontando. De la revolución como esperanza de tercer camino sólo quedaba la reforma agraria. Todo lo demás desapareció para dar inicio a la "cholificación" de país. Mis estudios universitarios (siete años en esa época: dos años de letras y cinco de Facultad) se desarrollaron en la tensión social de un cambio social. Los jóvenes de entonces tenían como referencia inmediata y fresca la revolución cubana, la teología de la liberación, la disputa sobre los planteamientos marxistas, etc. He vivido, pues, 50 años en un ambiente de lucha teórica y política directa, aunque siempre desde mi posición de un "escéptico metodológico". Esto explica que mi visión de los cambios sociales como el venezolano, boliviano, sean comprendidos en ese horizonte histórico y que las anécdotas políticas de las actitudes personalistas de los políticos de turno no sean, precisamente, las cosas que más me llaman la atención (la chabacanería de un Chávez o Morales no son nada al lado de las de Velasco Alvarado en su tiempo, quien hacía sus consejos de Ministros con la pistola sobre la mesa, por ejemplo). El tono "visionario" bolivariano es una característica casi natural de los venezolanos y colombianos y ahora bolivianos, pero no de los peruanos: Bolívar no es precisamente el más querido en el Perú. Por el contrario el "héroe" nuestro, peruano, es San Martín, un argentino. Los peruanos no tenemos héroes libertadores, pues cuando llega Bolívar a imponer su "pax " a sangre y fuego en el Perú se intentaba entrar en un acuerdo, tipo Brasil, para independizar al Perú de la metrópolis. No hay que olvidar que el Perú era un Virreinato muy importante. Aquí, en Venezuela, todos los políticos terminaban su discurso con alguna frase de Bolívar. El "bolivarianismo" es, pues, consustancial a la historia de Venezuela, Colombia, Bolivia (creada por Bolívar a expensas del Perú), Ecuador. Bolívar era un político que escribió discursos ad hoc en cada momento. Nadie se acuerda que también Bolívar dijo cosas que Chávez ni nadie repite, entre ellas una que afirmaba que había que entregar todo a los ingleses, etc. Si, por un lado, para un peruano, el “bolivarianismo" nada nos dice, por el contrario la explotación del discurso de Bolívar sobre la unión de Latinoamérica es algo que sirve a las pretensiones de las tesis de la conformación de un polo de poder político para contrarrestar la influencia invasiva de los yanquis, y este discurso bolivariano sirve a la retórica chavista y ahora moralista. También la usan cuando conviene los demás presidentes de estos países, menos los mexicanos).
Si tu revisas la historia de los últimos 50 años de América Latina verás que la tensión política tiene el mismo personaje central: el yanqui que quiere controlar a las naciones de su patio trasero, y las naciones latinoamericanas que se alinean y otras que se oponen. Así se ha vivido hasta que llegó el nuevo guión: la economía neoliberal que sí libera a los pueblos de la miseria. Hasta el presente sólo se contabiliza muerte y pobreza. Con ese resultado es casi matemático que se produzca un "nacionalismo" que no implica más que la búsqueda de una alternativa de mejor distribución de la riqueza. El indigenismo fue algo distinto a comienzos del siglo 20 en el Perú, sobre todo. El partido Aprista peruano se definía como un partido indoamericano. Indoamérica era la expresión para indicar la particularidad de estos países. Pero nada más, nunca se hizo nada consistente ni el reclamo indigenista pasó más allá de discursos celebratorios. La novedad de ahora es revivir en contextos como el boliviano una reivindicación de la dignidad humana indígena, sin llegar a fomentar un racismo (como dice, con mala leche, Vargas Llosa). El sentido de este recordatorio de los pueblos "originarios" como dice Morales, es menos de lo que se intenta explotar a nivel de la prensa mundial y de los creadores de angustia y vividores de ella, como son, en general, las ONG. Tipos como ese colombiano existen muchos por estos lares. Antes eran las "becas americanas de investigación", ahora son las ONG, también americanas, europeas, etc. En el Perú, el hecho de autodifinirse como un país " multicultural y plurilingüe-castellano, quechua y aymara, la "autoestima indígena" no tiene los alcances de Bolivia, a pesar de que ambos países ostentan las tres culturas. En el Perú aunque se mantenga el número mayoritario de indígenas (contando también a los de la segunda y tercera generación) el quechua nunca fue fomentado y su ámbito de uso se reduce a algunos pueblos de la sierra peruana del centro y sur.
Por acá no hay, pues, comunitaristas, en el sentido en que se ha desarrollado esa corriente de pensamiento político. Tus constantes viajes a Colombia te habrán dado ya una visión de la "ligereza del ser" con el que se plantean las cosas en términos de una lucha seria teórica sobre la vida política. Si en los 60 las universidades eran lugares de discusión y protesta política, ahora las preocupaciones son algo más domésticas: se trata de discutir el aumento de salario. En el presente caso venezolano no encontrarás una sola discusión seria sobre los particulares momentos históricos; por el contrario sólo leerás remedos de argumentos sin sustento y sí mucho ruido "mediático"; de hecho, el "golpe de estado" que le dieron a Chávez - aplaudido por Aznar en su momento- fue una expresión clara de este "cuarto poder" que es el poder mediático. Debo señalar una excepción temprana: el seminario que organizamos en la Universidad del Zulia, cuyo producto, un libro, tu lo tienes. Así, pues que, en cuanto a Chávez en general es "más bulla que la cabulla", tanto en los desplantes discursivos de este presidente como los discursos incendiarios de la oposición. En medio de este ruido el gobierno lleva a cabo planes de directo contacto y apoyo a la población que no son mero "populismo" (otro término del discurso político que es necesario revisar a la luz de los hechos políticos en cada caso) y estos planes que se les conoce con los nombres de "misiones" y pretenden resolver problemas de la vida diaria con vocación de autosostenimiento. Por ejemplo, la misión "barrio adentro" es algo elemental y directo: llevar la asistencia médicas a las poblaciones pobres que viven en "ranchos" en todo el país. Esta misión tiene el apoyo de médicos cubanos. En su primer momento, ningún médico venezolano quería participar en ese plan pues aducía, cosa que es cierta, temor ante los delincuentes que habitan esos barrios. Esto fue explotado por la oposición señalando la "intromisión cubana" y la falta de probidad de los médicos cubanos, etc. Este tipo de misiones se ha reproducido en diferentes áreas de la vida social, y se mantiene con el dinero del petróleo (dinero que también, de paso, en algunos casos se roban). Otro ejemplo, cuando Chávez habla de que ahora el "petróleo es de los venezolanos", lo que se dice es que ahora la industria petrolera está en manos del estado que distribuye este ingreso entre la población, y ha desmontado la política de privatización de la industria petrolera que estaba siguiendo el gobierno anterior. Y aquí la cosa es muy clara: antes ese dinero no ingresaba a la nación de la forma como ahora lo hace. La industria petrolera estaba en manos de técnicos que respondían a una idea del negocio petrolero dentro de los cánones de la internacionalización que, en los hechos, significaba grandes ventajas para las transnacionales petroleras (incluyendo bajas regalías, falta de pago de impuesto a las rentas, etc. Todas las clásicas maniobras que acostumbran a hacer las petroleras con los gobiernos de turno). Precisamente el petróleo fue el pretexto para que Velasco Alvarado diera el golpe de estado en el 68 en el Perú. Este ejemplo es el que quiere seguir Evo Morales en Bolivia. Moraleja: si los negocios de las materias primas naturales de estos pueblos se hicieran dentro de la "mínima moralidad contractual", las cosas serían un poco -no mucho- diferentes. ¿ Dónde está la inteligencia y probidad de las élites políticas? ( Y aquí caben muchos cuentos sobre la aparición y desaparición de nuevos ricos y nuevos grupos de poder). De las "ilustraciones" de la vida política a la "fenomenología de la vida política". Creo que hace mucha falta lo segundo, junto con volver a poner sobre la mesa todos los lugares comunes de discusión que ahora copan la
escena diaria de la vida de las naciones. Un poco de esto podría hacerme entender, quizás, por qué era necesario reponer la monarquía- constitucional en España y este complicado juego -a veces parece sucio- de las autonomías españolas.
El artículo de Antonio Elorza "la danza de la conquista" me parece inusitadamente bien orientado. Se aprecia que conoce bien las cuestiones vinculadas con el movimiento indigenista y la historia colonial del nuevo mundo. Él ve una "irreversibilidad" (in fine) de este tema. Yo dudo, pues ya ha corrido mucha agua bajo el puente y, como el racismo nazi, que nadie explica cómo se puede salir de él, así el "desencuentro del criollo blanco y los indígenas y sus descendientes" seguirá su vertiente atávica. Por el contrario, yo creo que en la misma Bolivia se moderará bastante la fuerte impronta indígena en la vida política diaria, ya sea que se logre la incorporación del indígena en la vida política, ya sea que las clases sociales que han constituido grupos oligárquicos se vean necesitados de abrir sus puertas para "el hermano indígena".

2 comentarios:

IuRiSPRuDeNT dijo...

Una perspectiva a tener en cuenta, latinoamerica. ¿De que nos que jamos aqui? creo que aquí el problema es la incultura.

Pero no pasa nada, escuchando hoy la opinion vertida en onda cero sobre la sentecia de la sala penal del tribunal supremo creo que lo que me nos importa ya es la figura del poder Judicial, aqui todos tenian razon.

ah lo que importa es el fin aunque la argumentacion fuera otra. vuelve el nazismo.

Post Data: tengo al canario encañonao como estornude me lo cargo.

Anónimo dijo...

Creo que viene al caso la cita de la contestación que realiza Leandro Andrini al artículo publicado recientemente por Mario Vargas Llosa en El País.

Es bastante largo pero merece la pena leerlo hasta el final.

La realidad sociológica latinoamericana es tan diversa y compleja que escapa a mi comprensión y no me siento capacitada para opinar sobre sus estructuras políticas, jurídicas o económicas. Tan sólo para seguir leyendo e intentar conocer un poco un mundo que nos resulta, desgraciadamente, demasiado lejano.

El texto se puede leer en http://www.kaosenlared.net/noticia.php?id_noticia=15241