01 enero, 2007

Heidegger pasea por el bosque en Todtnauberg

Se ha secado otro árbol,
hay en el barro huellas de animales,
estará preparando mi Elfriede
esa tarta de arándanos que adoro,
puede que llueva, la ventana de mi cuarto
quedó abierta.
Cuando pienso que pienso quedo en blanco,
es un vacío extraño, apocamiento.
Ah, esos malditos,
toda esa ciencia ociosa, tanto cálculo,
cuánta ceguera para la grandeza
del logos inasible.
Estas botas se me han quedado viejas,
pero resistirán un año más.

No hay comentarios: