30 septiembre, 2007

Otro inminente desgarro constitucional

Si yo fuera la Constitución estaría preocupada. Después del anuncio de Ibarreche de que convocará un referendum, han salido como fieras ZP, la De La Vega y el Blanco a asegurar que esas cosas no se pueden hacer fuera de la Constitución. Con ello quedan más que claros sus propósitos: se lo van a meter dentro. El refefendum, que se lo van a meter a la Constitución, igual que le han endilgado tantas cosas esta temporada. Ya es vicio.
A mí estas palabras de los prebostes y las prebostas del partido que fue socialista antes de darse al proxenetismo constitucional me suenan a aquello de no te preocupes, vida, que no te va a doler.
A la pobre Constitución le están haciendo un boquete cada vez mayor. Y lo que te rondaré, morena.
Esto es pura resaca, indigestión tardía. Para luchar contra el franquismo hubo que cargar las tintas simbólicas y ciscarse en todo lo que a aquel régimen más le gustaba para sus propagandas: la bandera, el himno, la nación, la historia más o menos tergiversada. El caso es que Franco pasó a mejor vida, llegó una Constitución nueva, se reconquistaron ejemplarmente las libertades y... aquella izquierda no aprendió nuevas consignas, siguió creyendo esencial y verdadero un discurso crítico que era fundamentalmente instrumental, que era como un traje cosido para ir al entierro del franquismo, pero no para llevar a diario y en casa.
Como los intelectuales más brillantes que la izquierda española oficial y militante ha tenido en estas décadas han sido Alfonso Guerra y Santiago Carrillo y como gran parte de los intelectuales no formalmente militantes andaban buscando sillón y palmaditas, no se renovó el pensamiento llamado progresista ni hubo apenas capacidad para construir un pensamiento sólido de respaldo del régimen constitucional democrático y de un Estado nacional español.
Carente de referentes intelectuales y doctrinales claros, el PSOE se convirtió en un nido de caimanes, dispuestos a morderse sin conmiseración para ver quién se llevaba el gato al agua. Pero era un gato escuchimizado, desorientado, débil. Hasta que llegó quien mejor entendía la situación. En un debate de altos vuelos e intelectualmente exigente Zapatero no habría abierto la boca, incapaz entre los incapaces, vacío entre los vacíos, simple entre los simples. Pero como se trataba sólo de andarse en marrullerías, de comprar conciencias y de enredar irresponsablemente, él era el mejor y así se demostró. Sólo que donde debería tener ideología basada en ideas e ideas basadas en el conocimiento y la reflexión, él sólo tiene una lista de tópicos rancios, un cargamento de prejuicios heredados y un ansia de poder sin el contrapeso de una ética mínimamente madura.
Hemos puesto a un chimpancé a jugar con las joyas de la abuela. Y confunde el collar de perlas con una ristra de bolas chinas. Normal. Qué esperábamos.

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