16 febrero, 2009

Tiempo y ánimos

Hoy no tengo tiempo para escribir ninguna entrada. Así que contaré con brevedad la impresión del momento.
Mi mujer y yo, profesores ambos en la misma Facultad, llegamos a casa después de pasarnos el día de la Ceca a la Meca. Son las nueve de la noche y abrimos el correo electrónico, cada uno por su lado. Proferimos exclamaciones simultáneas. Ella es convocada a varias reuniones y a redactar distintas actas. Anda en tribunales de diversas cosas y, para mayor delito, metida en elaboración de planes de estudios. Más moral que el Alcoyano. A un servidor le solicitan que envíe a no sé cuántos sitios los programas de diversas asignaturas. Vale, se hará dentro de un rato. También me conminan a que acepte formar parte de un tribunal que pasado mañana (sí, pasado mañana) juzgará una tesis doctoral en la capital del Reino. Es la primera comunicación oficial al respecto. Menos mal que la tesis (magnífica, por cierto) sí la tengo en mi poder desde hace días. Recibo otro correo de la misma universidad manifestando su extrañeza por mi extrañeza, motivada ésta porque no me habían indicado hotel ni me habían enviado los billetes para el transporte. También se me indica, por otro lado, que debo redactar la memoria anual de un proyecto de investigación y resolver unos recursos de unas evaluaciones de unos currículos.
Y así sucesivamente. Es igual cada día.
Cuando me metí en este oficio estaba convencido de que consistía en estudiar mucho, investigar bastante y esmerarse en dar buenas clases. Pero, al cabo de los años, resultó que no era ese el fin principal, que uno es un burócrata más y que las clases hay que impartirlas a salto de mata y lo del estudio y la investigación se hace sólo si uno se obceca en ello y sacando horas por las noches y durante el fin de semana. Son cosas que hoy en día ya no se llevan mayormente. Los currículos quedan más monos con otras historietas que se montan a base de mover el culito en mamonadas.
No digo que sea un mal trabajo, pese a todo, no es exactamente que me queje. Simplemente que en tiempos yo penaba que era otra cosa. Encima mi mujer me ha contado el curso al que asistió la semana pasada, un curso de esos de formación pedagógica y que versaba sobre habilidades comunicativas en el aula, mira qué guay. Al parecer, el fulano no tenía mucha habilidad comunicativa y los asistentes se aburrieron y bostezaron como parlamentarios. Les ponía vídeos chorras, les insistía en que lo importante era colocar fondos o recuadros rojos en el powerpoint y mencionó a los de Derecho como ejemplos de profesores rancios que sólo saben dictar apuntes apolillados. Mecagoentodossusmuertos. Puto mamoneo pedagógico. Voy a empezar a apuntarme a los cursillitos de marras y van a saber esos cretinillos lo que cuesta un peine. Palabra.
Mañana será otro día. Durante toda la mañana tenemos reunión del Claustro de la Universidad. Apasionante.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Estimado profesor. He leído con interés su comentario de hoy y me permito llamar su atención sobre este artículo publicado en el suplemento de artes y letras del ABC (ABCD) del sábado 14 de febrero de 2009, número 889, http://www.abc.es/abcd/noticia.asp?id=11466&num=890&sec=38
Muchas gracias por su blog y un saludo.

Anónimo dijo...

POR FAVOR
POR FAVOR

AVISE A QUÉ CURSO SE APUNTA
ME APUNTO TAMBIÉN Y VOY P'ALLÁ DE CABEZA

Me llevo la webcam y colgamos el vídeo aquí. Vamos a quemar el Alexa.

(P.S. ¿Lo presentamos como experiencia docente y pedimos una ayuda a la Comunidad Autónoma?)

;D

Anónimo dijo...

Si le sirve de algo, como ex alumno suyo le diré -aunque no haga falta, por lo obvio- que usted hacía las clases distintas; buscaba la participación y que la gente pensase y se lanzase a hablar. También es cierto que a veces eran un coñazo, pero es que la materia en ocasiones...(veo muertos). Y "no es menos cierto" (frase de abogado pedante) que los alumnos no le ayudaban mucho: si lo que queremos es no pensar, no se da cuenta? Dénoslo todo hecho....En fin, que ánimo, y que siga así; aunque anda que no discutí con usted.

Anónimo dijo...

Apuntarse a los cursos para reventarlos no merece la pena, después del primer momento de euforia le deja a uno mal cuerpo y además, y contra todo pronóstico, muchos de los que participan en esos cursos se los creen, están convencidos, y cuando le escuchan lanzar cuatro improperios empiezan a mirarle como si fuese el loco de la colina y hubiese que mantenerle alejado. Pruebe, si quiere, pero le va a sentar mal, y no va a cambiar nada. No hay más sordo que el que no quiere oír, y en esos cursos, de esos, hay muchos. Por el contrario, si en vez de uno se apuntan muchos a reventar el mismo curso, quizá si tenga sentido... Me uno a ATMC: avise cuando lo vaya a hacer y montamos un comando.
Salud

Hans dijo...

De toda la entrada de hoy, querido Maestro, me quedo con sólo una cosa: la Tesis que habrá V. de valorar era muy buena. Todavía quedan esperanzas.
Que lo demás es una mierda es the sign o' the times.