21 mayo, 2009

Ordenador por liebre

Eso de que a cada escolar el gobierno le vaya a dar un ordenador portátil me suena como si, en tiempos, a cada crío de mi pueblo le hubieran puesto en la escuela una vaca. Casi todos teníamos vacas en casa y de ganado entendíamos un rato largo. Sabíamos ordeñar, pastorear y dale de comer, cosas todas en las que los maestros andaban a uvas. Lo que nos hacía falta, eso sí, era lo que en casa no teníamos, como libros, o lo que ni aprendíamos por nosotros mismos ni nos podían enseñar los parientes, como escribir sin faltas o sumar quebrados.
Los niños de hoy suelen tener en su hogar ordenador y se manejan con él o con cualquier artilugio electrónico con una habilidad que para sí quisieran sus profesores. En cambio, cada día se les muestra menos el placer de leer El Quijote o La Isla del Tesoro o lo bien que se siente uno al hablar con propiedad y sin gritos o al portarse cortésmente con el prójimo.
Es posible que algún que otro chaval aún no disponga de computador en su residencia. Si es por causa de la pobreza, que los poderes públicos les regalen uno y, si son listos y aplicados, una buena beca desde el parvulario hasta la universidad. Pero entregar portátiles también a los ricos es demagogia estúpida y confundir las temporas con lo otro. Ya pasó con los famosos cuatrocientos euros, que recibieron por igual los Botín y el último currante.
El buen negocio, una vez más, será para los Bill Gates y compañía. Pues de eso se trata y bien que nos damos cuenta, aunque nos tomen por tontos. Las grandes empresas ganan siempre. Cuando el pueblo anda con la economía boyante, los coches y los ordenadores se venden porque la gente los compra con alegría; cuando llega la crisis a los bolsillos del personal de a pie, la venta sigue porque el gobierno subvenciona a fabricantes y concesionarios para que la fiesta siga para los reyes de la fiesta.
Mientras tanto, la inversión real en educación y en investigación disminuye. Pero ¿a quién le importa la ciencia o la cultura, si podemos ganar la Eurocopa y, además, nos hacen regalitos con nuestro propio dinero? Vuelve el caciquismo más ruin y los ciudadanos cada vez nos vendemos más baratos. Nuestro voto hace la calle y está de saldo.
(Publicado por un servidor hoy, jueves 21, en El Mundo de León).

2 comentarios:

roland freisler dijo...

Además de verdad.

Carlos Díez dijo...

Yo no creo que el caciquismo más ruín vuelva, más bien pienso que nunca se fue.

Estas grandes maniobras de compra de votos siempre suelen ser muy fructíferas para el poder. La gente no acaba de entender que el gobierno no genera riqueza y que todo lo que le den a alguien, se lo quitan a otro (y si te dan 5 es porque antes te han quitado diez). Se les engaña diciendo que se quita a los ricos para dar a los pobres, pero luego se ve que son las clases medias y bajas quienes más sufren los dispendios del gasto público desaforado.

Quien piense que el nivel educativo español subirá con esta medida demuestra mucha fe en la informática. Como mucho, los alumnos más aplicados podrán hacer trabajos más rápidos copiando y pegando de la wikipedia, pero es probable que eso ya lo hagan.

Con mucho menos dinero del que cuesta esa medida, podrían pagarse horas extras a los profesores para que dieran clases de apoyo a alumnos rezagados, fomentar el mejor entendimiento del español entre alumnos inmigrantes o dar pluses de productividad a las escuelas que lograran que sus alumnos alcancen un mejor nivel (y así insertar una verdadera competencia entre centros educativos); o bien reservar esos portátiles junto con becas para los alumnos que sacan mejores notas.

Con mucho menos dinero, podrían hacerse cosas mucho más eficaces, pero claro, darían menos votos. Y para el Gobierno, lo importante es lo importante.

Saludos.