04 diciembre, 2009

Métale un gol a su pareja

El fútbol ya se nos había incrustado en la vida y en el alma. Como para no. El día que hay fútbol entresemana renuncie usted a escuchar en cualquier emisora de radio el habitual programa de información y comentario por la noche. ¡Hasta los tertulianos callan cuando ruedan las pelotas! Lo primero es lo primero. A mí el fútbol me gusta un poco, pero esta situación es asfixiante. La audiencia es la audiencia y, mientras no se demuestre lo contrario, la audiencia es tonta y alienada. Aunque siempre puede venir una nueva retransmisión que aumente el éxito de emisoras radiofónicas y televisivas; por ejemplo, sería un hito espectacular que se emitieran en directo unas ejecuciones de penas de muerte, unas violaciones o unas masacres bien sangrientas. Además, con el espectáculo la familia se mantiene unida ante el televisor y mejora la educación para la ciudadanía.
También contábamos ya con la televisión en las habitaciones. A la mía no ha entrado todavía, ¡voto a Bríos!, pero nada me enternece tanto como ver esos hogares que tienen un pantallón delante mismo del tálamo conyugal. Ah, qué dicha contemplar el telediario mientras se le rasca la pierna al pariente o la parienta, a ver si se duerme de una vez.
Ahora se riza el rizo y llega la gran novedad para que el fútbol, con televisión o sin ella, se nos meta bien adentro en las relaciones íntimas. Resulta que una empresa pone en el mercado una línea de ropa interior oficial del Real Madrid. Hay para él y para ella, aunque supongo que pronto llegará también la del perrito, para que nada falte y no se discrimine entre vivientes sensibles al modo de P. Singer. La foto con la que ABC ilustra la noticia es sugerente. Como tantas fotos de ABC, por cierto. Siempre he dicho que el mejor erotismo y el más desenfadado lo cultiva la derecha. Son muchos años de doblez y entrenamiento. En la imagen –véanla- aparece una señora luciendo en el sujetador transparente el escudo del Real Madrid. Sublime. Quiero decir que sublime la cosa en sí, la novedad indumentaria. ¿Habrá también rulos con motivos alusivos a la pasión futbolística?
No sé a que esperan las Autonomías de más postín y mano más larga para lanzar unos juegos de lencería con los respectivos colores nacionales. Recuerdo que hace muchos años un servidor tenía un profesor particular de inglés que era irlandés y que me contaba que a él y otros compatriotas les encantaba acostarse con señoras en camas adornadas con sábanas del color de su bandera. O a lo mejor es que lo entendía yo mal, pero me quedó esa cosa fetichista. Voy a mercar un día unas sábanas engalanadas con los signos de Asturias, a ver qué dice mi reina. Y cantaré, enardecido, lo de subir al árbol para coger la flor y todo eso.
Puede que no haya detrás más que la hábil combinación de estrategias empresariales, pero no se me va de la cabeza la sospecha de que puede estar involucrada alguna asociación de señoras preocupadas porque sus contrapartes masculinas sólo se excitan ya si las ven con cara de Cristiano (Ronaldo, ojo) o con pelos en las piernas como los de Raúl. Y tengo para mí, aunque deba disculparme por la triste conclusión y lo áspero de la escena, que en cuanto las vean ahora luciendo atuendo madridista se empeñarán ellos en abordarlas por vía poco natural y más costosa.
De todos modos, es de esperar que no todo resulte tan pacífico y atléticamente grato. Pueden estos nuevos recursos aumentar los inconvenientes comunicativos y las dificultades del apareamiento. Por ejemplo, usted, varón soltero o divorciado –si no está en esos casos ya sabemos que no-, va a ligar (¿se sigue diciendo así?) con una señora que casualmente pasaba por un bar, es usted del Barça -que es más que un club y puede que sea un night-club- y cuando todo marchaba a pedir de boca se topa con su conquista íntimamente ataviada con los colores de la llamada Casa Blanca. ¿Seguir delante de todos modos? ¿Interrumpir ahí los tratos y marcharse con un indignado gesto? ¿Riesgo de penoso gatillazo? Mejor hablarlo antes, por si las moscas. En lugar del estudias o trabajas de toda la vida, comiéncese el acercamiento con una discreta pregunta sobre el equipo de sus amores y con el comentario de las mejores jugadas de la última vez.
También cabe imaginar malévolas venganzas de señoras despechadas que luzcan, el mismo día en que se han depilado a conciencia, los emblemas del equipo más odiado, nada más que como revancha por la última farra de uno o, lo que es peor, para poner a prueba el amor y ver si el deseo es compatible con la ideología. Craso error, pueden salir muy escaldadas.
En fin, éste que suscribe se queda prudentemente a la espera. A la espera de que aparezcan unas bonitas prendas íntimas para dama con la excitantes rayas blancas y rojas del Sporting de Gijón. ¿Se imaginan? Bueno, no, no se imaginen nada. En cualquier caso, si salen pronto ya sé qué regalar estas navidades y con el pío espíritu que se les supone a unas fiestas tan familiares.

No hay comentarios: