17 abril, 2010

Conservadores y progresistas

(Publicado en El Mundo de León el pasado jueves)
Conservador es aquel al que no le agradan los cambios de la sociedad. Se siente a gusto en el orden establecido y aprecia la vida sin sobresaltos: saber en todo momento a qué atenerse, qué reglas rigen, qué podemos esperar de nosotros mismos y de nuestros vecinos. El conservador valora más el orden que la aventura, la certidumbre que las emociones. Le gustan los ritos y tiende a ser metódico. Por eso para el conservador ir a misa los domingos o tomarse el vermú cada día en el mismo bar son parte de los hábitos que le dan seguridad y le permiten explicarse como uno más entre los que hacen lo mismo. Al conservador le encanta creer que todo está organizado, desde la casa hasta las condiciones para darse una buena vida en el Más Allá.
Progresista es quien, por disconforme con la sociedad que hay y la manera como se vive, ansía cambios y espera tiempos mejores. El progresista estima más el riesgo que la seguridad o, al menos, está dispuesto a jugársela con tal de que sirva para que la vida vaya a mejor. El progresista siente como opresivo ese orden social vigente que al conservador tan acogedor le parece. El progresista opina que conviene revolucionar la sociedad y transformarla por completo, de golpe o por etapas, para que impere al fin una mínima justicia; mientras que el conservador cree que lo que hay no está nada mal, aunque pueda mejorarse de a poquito; que más vale lo malo conocido...
Ahora pensemos: los que tanto insisten en que hay muchas cosas en España y en nuestra Constitución que por nada del mundo se pueden cambiar, como la organización territorial del Estado y la actual distribución de competencias, ¿qué son, conservadores o progresistas? Y los que quieren que todos hablemos y actuemos igual, al dictado de lo políticamente correcto, ¿ésos que son? ¿Y los del voto útil? ¿Y quienes por nada del mundo desean que se rompa este bipartidismo que nos garantiza que, gobierne quien gobierne, todo lo importante seguirá igual, aunque se discuta mucho sobre símbolos y sandeces? Este país está lleno de ultraconservadores que se sienten la mar de progres. Por eso lo revolucionario aquí y ahora es ser políticamente incorrecto e ir por libre, no al paso de la(s) manada(s).

4 comentarios:

Rogelio dijo...

Este espacio, los posts del anfitrión y las aportaciones que unos y otros vamos dejando caer en él, no dejan de ser un milagro, una callada revolución cuyo potencial acaba de comenzar a enseñar las orejas.

El futuro de la política y de la toma de decisiones pasa forzosamente por el uso masivo de herramientas específicas, pero emparentadas (con su permiso) con "ésta, nuestra comunidad".

En el Reino Unido empiezan a surgir propuestas sugestivas que habrá que seguir de cerca: http://www.elperiodico.com/default.asp?idpublicacio_PK=46&idioma=CAS&idnoticia_PK=704393&idseccio_PK=1007

¿ Donde acaba la progresía y empieza el conservadurismo o la necesidad de fabricar etiquetas más pequeñas, que identifiquen cada conducta de manera individualizada ?.

roland freisler dijo...

Exquisito y maravilloso para la mente este post.

Anónimo dijo...

¡Cuánto lector ocasional pillado a contrapié en el tercer párrafo!

un amigo dijo...

Quien quizás merezca el calificativo de más fino pensador político del siglo XX dijo hace mucho mucho tiempo (1968) que el poder siempre es de derechas, cualquiera que sea su pretendido signo político.

Salud,