21 enero, 2011

La Cultural y el capitalismo

(Publicado ayer en El Mundo de León)


Estamos de suerte, vienen los árabes. No me refiero a una nueva remesa de pateras salidas de las costas de Marruecos, sino al capital árabe que puede salvar la Cultural Leonesa, el equipo de fútbol. Albricias. Leo por ahí que hay un grupo dispuesto a meter quince millones de euros para solucionar los problemas económicos de nuestra sociedad anónima deportiva. A esos tendremos que recibirlos con los brazos abiertos, no como a los que arriban en barcas de mala muerte. No somos racistas ni xenófobos, cuidado; somos clasistas. Si vienen con pasta, que pasen y cojan lo que quieran.

Son muy buena cosa la filantropía, el amor al prójimo y el desprendimiento espontáneo. Acabaremos cambiando nuestra visión del mundo y nuestra ideología al comprobar cuántos empresarios de aquí y de esos mundos se juegan los cuartos nada más que para que cada ciudad tenga su deporte rey, para que grandes y pequeños se solacen cada domingo con las gestas del equipo de sus amores. Unas veces son rusos del negocio del petróleo, otras veces se trata de empresarios españoles, constructores sobre todo, promotores, reyes del ladrillo y del hormigón. Ahora la moda es que lleguen de los Emiratos. Un día estás allá, en tu palacio, y, un poco aburrido de tanto harén y tanta bolsa de valores, te preguntas qué podrías hacer tú por la humanidad doliente y menesterosa y te dices que, caramba, en León tienen un equipo en apuros y qué mejor oportunidad para mostrar tu munificencia y tu amor a la humanidad. Oye, y te vienes con tus millones y la gente te lo agradece porque sabe que no buscas más que la felicidad del orbe y el cumplimiento de las pequeñas ilusiones de los ciudadanos.

Esa manera de arriesgar el capital, esa forma de no querer nada para sí mismos, ese empeño en gestionar una sociedad anónima al servicio nada más que del pueblo y de sus trabajadores igualan a los más esforzados hombres de negocios de nuestro país y a los mejores del extranjero, llámense Florentino, Gil, Del Nido, Lopera… o tengan apellido ruso o turbante. Es el capitalismo con rostro humano, la redención definitiva de los oprimidos y la quintaesencia de la ética empresarial. Da gusto. Yo, como leonés en ejercicio, también me lleno de gozo.

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