16 enero, 2012

Sobre penas, presunciones y consecuencias. Un sencillo cuestionario

Estoy con ganas de leer la sentencia de la pasada semana sobre el caso del asesinato de Marta del Castillo. Archivada la tengo en mi ordenador, pero es muy larga y me falta tiempo. Sí he visto y oído algunas reacciones y por eso se me ha ocurrido un pequeño test para poner a prueba lo que la ciudadanía entiende de Derecho penal; o como forma de explicar lo de la presunción de inocencia y sus servidumbres. Allá va.

No vamos a trabajar con un caso real, ni el de Marta del Castillo ni otro, aunque tomemos de ahí algún elemento bien obvio. Construiremos un caso libremente y pediré que, expuestos los hechos y vistos los problemas de prueba, nos pongamos en situación y decidamos.

Este es el caso, en dos versiones levemente distintas.

1) Primera versión. Una muchacha fue cruelmente asesinada. Se sabe con certeza que los asesinos fueron cuatro. Hay prueba más que de sobra de que uno de esos cuatro asesinos fue el novio de la víctima, llamado Benedicto. Esa es la parte clara y la condena de Benedicto no se discute, pues tampoco concurren en su favor atenuantes ni eximentes. También hay certeza plena de que todos los asesinos pertenecen a la pandilla de la que Benedicto forma parte y que está compuesta por otros cinco jóvenes, además del propio Benedicto. O sea, que de los seis miembros de dicha pandilla, consta que dos sin duda son inocentes y todos los demás son culpables. Benedicto se confiesa autor, pero no dice cuáles fueron los que, con él, mataron a la chica. Todos los demás, los cinco, se proclaman inocentes. Es posible que cada uno de los dos inocentes desconozca cuál es el otro inocente. Los jueces no consiguen pruebas terminantes para tener una mínima certeza de quiénes son los culpables y quiénes los inocentes.

Primera pregunta. Además de a Benedicto, ¿a cuáles condenaría usted, como juez, en cuanto coautores de ese asesinato?

a) A todos.

b) A ninguno.

Segunda pregunta. ¿Qué cree usted que comentarían los periódicos si el juez, en esa situación, absuelve a todos menos a Benedicto?

Hagamos bien las cuentas. Absolver a todos esos significará, en este caso, que tres culpables se irán de rositas. Condenarlos a todos supone que dos inocentes pagarán por lo que no hicieron. Y ahora la gran cuestión: ¿cuál de esas dos alternativas le parece a usted preferible y más conveniente para la ciudadanía en general y para que vivamos tranquilos?

2) Segunda versión. Los mismos hechos, pero cambiando así las cifras:

- Número seguro de autores, además de Benedicto: veinte.

- Miembros de la pandilla, descontado Benedicto: veintidós.

- Número de inocentes seguros: dos.

Preguntas: las mismas de antes. Pero téngase en cuenta la diferencia en las cifras. En esta ocasión, condenarlos a todos (además de a Benedicto) implica que pagarán veinte culpables y dos inocentes. Absolverlos a todos supone que se librarán de condena los dos inocentes, pero también los veinte culpables.

Una pregunta de propina. Si usted se ha pronunciado, en ambos casos o en el segundo solamente, a favor de la condena de todos, medite un momento más y contéstenos a esto: ¿cuántos culpables compensan la condena de un inocente? En otros términos, ¿cuál debe ser, según su opinión, la proporción entre inocentes y culpables que se librarían si respetamos la presunción de inocencia, para que esté justificada la condena de los inocentes cargándonos la mentada presunción? ¿1/1? ¿1/20? ¿1/100? ¿O no hay proporción que valga?

Si en los casos expuestos usted ha optado por la condena de todos, incluidos los que serán inocentes aunque no sepamos cuáles son, usted no entiende para qué sirve la presunción de inocencia. Le voy a echar una mano, con su permiso, para que lo capte de una puñetera vez. Imagine que uno de aquellos dos inocentes rodeados de los veinte culpables es usted mismo, o un hijo suyo. Se le condena sin haber podido probarle su culpabilidad, no habiendo usted (o él, si se trata de su hijo) demostrado su inocencia, pues no tenía coartada verosímil. ¿Se mantiene usted en sus trece? ¿Asume el riesgo?

Allá usted, pero si me contesta con un sí a esas preguntas finales, sólo puedo desearle suerte y lamentar, en lo que me toca, ser conciudadano suyo.

19 comentarios:

Marcos Quijada dijo...

Simplemente me encanta. Muy bueno.

roland freisler dijo...

Tiene toda la razón del mundo profesor, pero ¿por qué entonces hay más del 50% de los españoles que responderían todos?

Anónimo dijo...

Le entiendo perfectamente y sé que tiene razón. Pero le planteo la siguiente pregunta: ¿contestaría usted igual si su hija fuera amiga/novia de uno de los no condenados por no poder probar su culpabilidad?
Es decir, ¿estaría usted dispuesto a arriesgarse a que el novio de su hija siendo culpable quedara libre y repitiera la acción con su hija?

rapastor dijo...

Debemos ser comprensivos con el dolor de la familia, pero hay que hacer un llamamiento a prensa y políticos para evitar éstas críticas injustificadas a una resolución judicial.

roland freisler dijo...

Parece ser además, que lo que más irrita al "Pueblo" es que "se rían" los absueltos y que celebren la absolución.

Anónimo dijo...

Me faltan detalles sobre el caso real, que no he seguido en la prensa. Su explicación me parece magnífica, pero hay solo una premisa en la cual me quedo con la impresión de que me están haciendo "trampa" y es la siguiente: se sabe con certeza que los asesinos son 4 y que 2 son inocentes. ¿Como se sabe algo así y como se puede saber? ¿quien es la fuente de dicha información? ¿es fuente interesada, es un acusado?. Cuando lea la sentencia me centraré en esta premisa, porque si esa información viene del grupillo imputado me parece un exceso eso de decir "se sabe con certeza", y una vez esa certeza está ausente han podido ser todos perfectamente. Pero lo dicho, ahora mismo no se de donde viene esa certeza.

Exiliado dijo...

Profesor, como usted, no he leído la sentencia y por tanto no conozco detalles que pueden ser importantes, así que me referiré a su planteamiento teórico del principio de presunción de inocencia en el orden penal.

Su formulación general me parece correcta pero estoy en desacuerdo con su aseveración de que el numero o proporción entre inocentes y culpables efectivamente condenados no es relevante. Creo que sí lo es, tal como muestra la práctica penal de la mayoría de los países civilizados. La certeza absoluta no existe y sólo recientemente se ha conseguido acercarse a ella mediante las pruebas científicas, que, todo sea dicho, pueden ser falseadas. Las pruebas de otro tipo, como las testificales, pueden, a pesar de todas las precauciones del derecho procesal penal, ser erróneas (o, como en el caso anterior, falsas). El derecho penal admite, al menos implícitamente, que pueda haber un margen de error, aunque es infinitamente más exigente que ningún otro orden, principalmente por la severidad de la pena. En mi opinión, el derecho penal hace una representación en abstracto de la posibilidad de error y, por tanto, de condenar excepcionalmente a un inocente.

Usted, en cambio, mediante las situaciones hipotéticas que plantea (del tipo: 99 culpables + 1 inocente = ¿absolución de todos ellos?), pone al Derecho “en el aprieto” de tener que decidir si condena o no a alguien concreto que, con certeza, es inocente. En el lamentable crimen que originó su entrada, la proporción no planteaba problemas (3 culpables / 2 inocentes) pero me gustaría saber cómo reaccionaría el derecho penal en situaciones mucho más extremas. A pesar de mi admiración por Kant, yo mismo no estoy seguro de mi posición. Mi hijo tanto podría ser el único inocente condenado junto con otros 99 culpables como una de las numerosas víctimas resultantes de la absolución de los anteriores.

Anónimo dijo...

Mi respuesta sería absolución.
Me baso en lo siguiente:

1. El delito es irreparable en la mayor parte de casos y la pena sobre los autores sólo vale como advertencia para futuros criminales.
Es decir la pena no repara al tiempo que la condena errónea es un suceso gravísimo.

2. Ya que el Estado se autoproclama como único y legítimo administrador de la violencia debe en compensación administrarla escrupulosísimamente actuando mas por defecto que por exceso. Sabemos que los Estados han prodigado la violencia con largueza y entusiasmo a lo largo del tiempo pero es tarea de democrátas vigilar y limitar las acciones del Estado sobre los ciudadanos en particular las punitivas.

cessione del quinto dijo...

yo estoy contigo, sobre todo porque invita a reflexionar y he estado tentada a meter a los dos inocentes en la càrcel, sin embargo no lo he hecho. Gracias por invitarme a modificar mi primer impulso por una actuaciòn racional, las cosas de cerca se ven de otra manera.
Un abrazo profesor, y mucha suerte.
Sara M.

No cogé ventaja, ¡miarma! dijo...

Se podría imaginar alguien, que ahora apareciese Marta viva.
No es ninguna maldad, es una idea que me ronda la cabeza, inconcientemente, desde hace mucho tiempo, lo he soñado varias veces.
Se está tratando de aplicar justicia y lo peor, o lo mejor, es que se está haciendo sobre conjeturas y sin ninguna certeza de nada.
Perdón por el supuesto pero creo que tiene mucho que ver con la presunción de inocencia.
Rafael.

Anónimo dijo...

Bla,bla,bla. Cuando hace falta rellenar un cuestionario para explicar algo, ya no se explica.
Lo más conveniente, lo más cercano a la verdad no se esconde tanto. Supongamos que la peor parte de la justicia es la que imparte algunos de sus profesionales: algunos jueces, algunos letrados, y que en este caso así ha sido ¿quién repara el daño? No es nada extraño que esto ocurra, me refiero a que la justicia se equivoque
¿Por qué los delincuentes "cantan" antes de tener un profesional a su lado, y más tarde no se acuerdan de nada?
¿Por qué no tienen validez estas declaraciones efectuadas antes funcionarios públicos? El sentido común (ya sabe, el más sabio de los sentidos) dice que debería tenerla.
¿Quién, en nombre de la justicia puede explicar de forma sencilla y diáfana casos como éste, o los del juez Garzón, o...)

Fazzur dijo...

A mi, lo que no me queda claro es
a) Que se puedan descojonar de la justicia, es decir, si no confiesa, se le meten 20 años mas por encubrir y no se le aplica ni un benfecio penitenciario hasta que no lo haga, y si es antes de que prescriba. Si no lo hace, pues se le aplican todas las penas a el.
b) porque en este caso se es presuntamente inocente y en otros muchos (siempre que te enfrentas a la administracion) eres presunto culpable.

rapastor dijo...

No sé si merece la pena contestar, pero sin saber derecho hay cosas que creo que hay que recordar.
1. Una declaración sólo tiene validez ante un tribunal, aquí y en todos los estados de derecho (lamento desilusionar pero lo de CSI es una licencia artística).
2. No se debe condenar a nadie sin pruebas, y aquí lo único discutible es cuándo un indicio se convierte en prueba.
3. Ahora nos indigna (comprensiblemente) que quien creemos culpable quede libre, pero todos los días nos beneficiamos de las garantías de la ley.

un amigo dijo...

Veo en estas nerviosas reacciones justicialistas un cierto 'capitalismo jurídico' (lo sé que es un oxímoro sin remedio, pero pásenme el experimento poético), a saber, un manifiesto deseo de privatizar los aciertos (o sea los 'beneficios') y socializar los errores (o sea las 'pérdidas')...

En efecto, quien clama por 'mano dura' está atribuyéndose todos los beneficios que 'sin duda' derivarán a la sociedad del castigo de 'esos cabrones', e incluso contabilizando como 'beneficio efectivo' con mano segura, que rima con dura, aquello que es sólo una hipótesis (a saber, que la pena vaya a asegurar determinísticamente que se evite la reincidencia). Junto a ello, está derresponsabilizándose de las consecuencias de las condenas a los inocentes, que se minimizan a priori con la misma ligereza ('son cosas que ocurren', 'qué sistema no tiene errores') y, en definitiva, hurtando el bulto y cargando el mochuelo a todos. No es sólo una imagen: efectivamente, cuando se descubre a posteriori que se ha condenado a un inocente y como consecuencia el Estado ha de hacer frente a responsabilidades, son eso, responsabilidades de todos, y para las correspondientes indemnizaciones, que apoquine la cosa pública, que no es de nadie.

Último paralelo con el 'capitalismo': el desprecio (conceptual y por consiguiente contable) de cualquier tipo de externalidad, el ocultamiento -intencional o ignorante, no sé cuál diagnosis sea más pesimista- de cualquier coste sistémico que desborde el mecanismillo del pim pam pum sobre el que se exige pronta intervención. En el capitalismo tout court, desprecio de las externalidades sociales, ambientales, etc.; en este 'capitalismo restringido', desprecio de los costes ciertos para todos que tiene un deterioro (¡otro más!) del estado de derecho y de sus sistemas de garantías.

Fantasías narcisistas, en su variante más blanda. En sus variantes más agresivas, pura y llana voluntad de poder.

Da que pensar...

Salud,

Exiliado dijo...

Rafael, estoy de acuerdo con usted en los puntos 2 y 3. Sin embargo, sin ser yo ni mucho menos penalista, me parece que se equivoca usted en el punto 1.

En el ordenamiento jurídico estadounidense no existe la figura del juez de instrucción (aunque ciertas actuaciones de investigación, como la entrada en un domicilio o una escucha telefónica, sí precisan de la intervención de un juez). No solamente la policía sino también el fiscal forman parte del Poder Ejecutivo y realizan lo que podríamos denominar como instrucción. La autoinculpación durante esa fase es admitida como prueba en el juicio, a condición, lógicamente, de que haya sido obtenida de manera legitima (sin coacción) y en  respeto de ciertas garantías procesales (por ejemplo habiendo avisado al "sospechoso" de su derechos, incluido el de no declarar). Como es sabido por las series de televisión y el cine, el fiscal tiene además de facultad de negociar acuerdos ("plea bargain") con el acusado.

En cualquier caso, la cuestión de la autoincriminación extrajudicial es peliaguda en España así que se la dejo a los penalistas.  

Anónimo dijo...

Me descubro ante esta entrada. Respecto a los familiares, es mucho exigirles, en términos de distancia a la resolución. Al sistema no se le puede exigir menos.

Bien al contrario, cabe exigirle más; sobre todo más pedagogía, singularmente en cuestiones más "ordinarias" y que todo el mundo entiende. Estoy pensando en particular en el dislate que al efecto viene perpetrando la DGT en materia sancionadora (extendida al ámbito del derecho penal con su política de "matadlos a todos, Dios elegirá a los suyos", adornada de todo tipo de aderezos propagandísticos de gran calibre y continuo desdén al criterio de los Tribunales cuando no les satisface . Y de esos barros, estos lodos.

JFM dijo...

Perdona pero has hecho trampa: solo has expuesto las hipotesis que te permitain ganar. Hé aqui una que has ocuiltado: que pasa si los esos veinte a los que has dejado irse de rositas vueven a matar? Con el sadismo con que el que mataron al apobre Sandra Palo? Vas decirle a los padres, eso de mejor aolstar cien culapbles y a su hija que le dén? Porque te guste o n&ioacuute; habrá siod respnsable de su muerte.

Como vés la cisa no es tan sencilla y desde luego no permite al partuidario del "mas vale ciene culpables.." el cdar lecciones de moral. Hay situaciones en las que no hay que elegir entre malas soluciones y vivir con remordimientos sea cual sea la solucion elegida.

JFM dijo...

Perdone por el tuteo. Mala costumbre y no haber mirado el tono del blog.

JFM dijo...

(Reescrito sin tuteos y, espero sin faltas de typing. Por favor borre lmas dos entradas anteriores que hice)

Perdone pero ha hecho usted trampa: solo ha expuesto las hipotesis que le permitian ganar. Hé aqui una que no ha puesto sobre la mesa: esos veinte a los que usted ha dejado irse de rositas vueven a matar y lo hacen con el mismo sadismo que los asesinos de la pobre Sandra Palo. Va decirle a los padres: "mejor aoltar cien culpables y a su hija que se j..."?
Porque le guste o nó usted tendrá su sangre en las manos. Y si en ese seguando crimen de nuevo hay dos inocentes, diecinueve culpables y solo se puede probar la culpabilidad de uno veulver a soltar a los dicvieciocho y asi muerte tras muerte hasta que solo quede un sospechoso?

Como vé la cosa no es tan sencilla y desde luego no permite al partidario del "mas vale cien culpables.." el dar lecciones de moral. Hay situaciones en las que no hay buenas solucione y solo hay malas entre las que elegir.