11 abril, 2012

¿Nos lo hacen o nos lo hacemos?

Parece increíble, pero ya todo son cábalas sobre cómo sería una intervención de la economía española por Europa y las instituciones financieras mundiales. Del vago temor se pasa a la sospecha, de la sospecha al pánico de los que se supone que algo más de información tendrán sobre lo que ocurre (véase la espantada de Rajoy ayer en el Senado y las caras que pone todos estos días: ¡echo de menos las sonrisas estultas de ZP!), y del pánico a la certeza: la enfermedad es terminal y quedan pocos días para poner las cosas en orden antes de estirar la pata. Hay que ver, con lo felices que éramos hace cuatro días.

Por si el paciente no quiere enterarse y piensa que total para qué va a dejar de fumar si hay metástasis por todos lados, le quitan el tabaco o se lo racionan muy estrictamente. O sea, corralito va. De momento ya sabemos que pagos en efectivo a profesionales autónomos y a empresarios solamente hasta dos mil quinientos euros. Conclusión evidente: la próxima vez que usted, so pillín, quiera comprarse un cacharro lujoso con dinero negrote, se lo merca en Francia o en Italia, y sanseacabó. ¿Qué va a pulirse seis mil euros oscuros en un crucero para despedirse de las delicias de cuando antes? Pues lo contrata en Venecia mismamente, adonde ha llegado con el dinerete en el refajo. Por cierto, a mí no me miren, yo de dinero de ese no guardo ni un chavo. Hablo por lo que leo de otros. Pero tengo una pregunta genuina, resultante de mi ignorancia: ¿sirve de algo limitar los pagos en efectivo en euros solamente en un país? Respuesta: sí, seguramente vale para acabar de jorobar al mindundi que tiene veinte o treinta mil euretes en negro. Al que guarda trescientos mil o tres millones se la…, que le da igual, vaya. Pero soy ignorante en esas cosas, tanto o más que cualquier gobierno de los que votamos.

Pero vamos con la pregunta del título. Si hay que intervenirnos, nos intervendrán. Cirugía dolorosa, nada de anestesias ni paños calientes ni mimitos así. Tajo hondo y cubos llenos de desperdicios nuestros. Miedo da. Y por eso la cuestión: ¿no deberíamos anticiparnos nosotros mismos, que nos queremos un poco más de lo que nos aman los finlandeses o los austriacos? Como en esas películas del Oeste en que el protagonista herido se toma un trago de güisqui, se mete un trapo entre los dientes y se saca él mismo la bala con la navaja, de la mismísima tripa. Pues así. Si sobrevivimos, menudo subidón para décadas y generaciones. Si palmamos de todos modos, nada habrá sucedido que no fuera a pasar igual; o peor, con más dolor porque el cirujano es primo de uno de las SS.

Lo que en términos prácticos, lo del autotratamiento de choque, vendría a significar y con esta secuencia:

a) Acuerdo de PP y PSOE y de todos los demás que quieran apuntarse para poner en marcha a todo trapo una reforma constitucional y para, de paso, hacer algunas leyes pendientes. Empezando por legislar sobre la huelga, que manda cojones que, según estamos, los pilotos de Iberia paren todos los lunes hasta julio.
Dicha reforma tendría que redefinir la estructura institucional del Estado y su organización territorial. Cámara legislativa única, supresión del ochenta por ciento de los organismos inútiles y de adorno, pautas nuevas de constitución de ayuntamientos y supresión de los existentes en municipios de menos de X habitantes, redistribución de las competencias entre Estado central y Comunidades Autónomas, redefinición de las competencias y el modo de funcionamiento del Tribunal Constitucional (no para quitarle competencias, sino para asegurar el buen uso de las que tiene y tenga)… Ante todo, no se trata de eliminar las Comunidades Autónomas (cosa que yo personalmente vería extraordinariamente bien, pues para nada sirven y ya me dirán qué tengo en común con uno soriano o un salmantino –con todos los respetos y tomando los ejemplos al azar- yo, que soy un asturiano de nacimiento y que vivo y trabajo en León), sino de poner límites a sus competencias, al modo de ejercer sus competencias y al dinero que pueden gastar (sin tenerlo) en el ejercicio de sus competencias.

Hay que fastidiarse: que tengamos que ser la Espe y un servidor los que digamos esto que debería ser más que evidente para cualquier persona progresista de verdad y con sentido común… El mundo al revés.

b) Sin el más mínimo dramatismo, sin discusiones violentas, con educación y cortesía: referendos de autodeterminación vinculantes y definitivos para todas las Comunidades Autónomas cuyos parlamentos lo soliciten por mayoría de dos tercios; o menos, quizá. El que se va se va y el que se queda se queda, y se acabaron los cuentos para toda la puñetera vida de la nueva Constitución. Ah, y se me olvidaba: en la reforma constitucional puesta en marcha, previamente tiene que quedar claro que para conciertos los del Teatro Real o el auditorio de la parroquia, pero que se acabaron los conciertos fiscales vascos y navarros o zarandajas similares. Eso se les avisa primero, para que se independicen si desean montarse conciertos en plan solista y solipsista. Insisto y aunque mi estilo al escribir sea así: sin acritud –como decía aquel-, con lealtad y dándose un abrazo antes de irse cada uno para su casa a buscarse nuevas novias (o novios, no empecemos con eso).

c) Consumado en el menor tiempo posible todo lo anterior, unos años adicionales de gobierno de gran coalición o de concentración, a fin de retocar las tripas del Estado, ya con más calma, menor ruido y amplia legitimidad. Poner las bases serias en cosas tales como: legislación fiscal, urbanística, medioambiental, de transportes y comunicaciones, de derechos sociales, reorganización del sistema administrativo y funcionarial, replanteamiento radical del sistema educativo y de investigación….

Bueno, se me fue la mano, me pudo el entusiasmo de antes del último espasmo. Nada, que imposible, lo sé. Seremos intervenidos. Dolerá mucho más que así como yo decía. ¿Y saben qué? Llegaremos a eso mismo, a idénticos resultados, solo que con más dolor, más víctimas, mayores tensiones y peleas, a más largo plazo y jodiendo más la vida de nuestros hijos y nietos. Pero nos lo harán otros y podremos, nosotros, fingirnos doloridos y echar la culpa a los cuadriculados alemanes, los odiosos franceses, la pérfida Albión y el coño de la Bernarda. Luego, dentro de cien años, los historiadores narrarán que fueron las nuestras las generaciones de españoles más gilipollas desde los tiempos de Fernando VII, por lo menos.

PD.- Prometo dejar pasar dos o tres días sin volver a decir ni pío sobre estas cosas y porque esta noche hay un partido (de fútbol) estupendo y me quedan unas botellas de tinto syrah la mar de ricas. Que nos den.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

En Italia el límite para pagos en efectivo es de 1000 euros, que por cierto es el límite que pedía la asociación de inspectores fiscales:http://valoryprecio.com/pagos-en-efectivo-de-1000-euros.html

En Francia es de 3000.

Quizá poner un límite aquí sirva, entre otras cosas, para evitar que los defraudadores de los países del entorno hagan eso mismo que usted dice.

Rogelio dijo...

La concentración de municipios me parece arriesgada, cuestión diferente es mancomunar servicios y eliminar estructuras administrativas innecesarias y/o ineficaces, así como la necesaria tendencia a cero en la prestación de servicios redundantes u otros cuya competencia deriva de la expansión aberrante de algunos munícipes.

Intentaré explicar mi punto de vista en pocas líneas: de los más de 8.000 municipios existentes, 3795 tienen menos de 500 habitantes, 1996 entre 500 y 2000, 1566 entre 2000 y 10000 y por último sólo 759 más de 10000 habitantes.

Los municipios de menor población gestionan más del 60% del territorio y por lo general no tienen deudas, si las tienen suelen derivar de partidas comprometidas y pendientes de pago por el retraso a su vez del pago de subvenciones por parte de otra administración, habitualmente autonómica.

Con ello quiero decir que la toma de decisiones en una gran mayoría de municipios recae sobre personas que en general son cargos electos por amor a su pueblo y al arte, como el amigo Juan Cuesta de "ésta, nuestra comunidad", al margen de que siempre habrá bastardos con intereses del mismo tipo.

La concentración de municipios, a mi escaso juicio, representa una concentración de poder, una innecesaria profesionalización de los cargos citados y una tentación para lobis feroces, prestos a hincar el diente sobre una ingente riqueza natural, cuyo destino estaría en pocas manos y bien podría ocurrir como en algunas repúblicas de esas en las que sólo se precisa engrasar adecuadamente al presidente y a su troupe para ser dueño de vidas y haciendas.

un amigo dijo...

Baño de realidad; en vez de aguas termales, ahora tocan agüitas un poco más turbulentas... Pero siempre terapia es.

Salud,

Anónimo dijo...

siguiendo tu habitual optimismo das por hecho que nos intervienen. ¿si o si?