03 abril, 2012

Plagios y consecuencias

Que los alemanes me den insana envidia es algo que tengo perfectamente asumido desde que, allá por los años ochenta, pasé en aquel país una estupenda temporada de mi vida, país al que he vuelto unas cuantas veces y en el que me siento en la gloria, dígase lo que se diga de los lugareños. Para un servidor el lugar perfecto sería la síntesis de la seriedad alemana con los ritmos caribeños. Alemania con salsa, vamos.

Tengo asumido que no me molestaría nada vivir con los teutones y venir por aquí un mes al año, y que no me costaría (idioma aparte) ser profesor de universidad alemana en lugar de serlo de una hispana, aun a sabiendas de que posiblemente serían más exigentes las condiciones; o hasta por eso. Pero, miren, lo de tener envidia también de los húngaros no estaba en mis planes. Ya es el colmo, lamentar no ser ciudadano de Budapest. Eso no me lo puedo tolerar.

Llevaba con naturalidad el saber que un ministro de la Merkel había sido obligado a dimitir, meses ha, porque alguien había descubierto que una parte de su tesis doctoral era plagiada, mientras que, por la misma época, a un cátedro de la Universidad de Vigo y a su equipo los habían cazado copiando de unos chinos un artículo científico y aquí no pasa nada. ¿No pasa nada? Sí pasa, les dan a los piratas unos premios y unos sabáticos con sueldo íntegro y la institución dice que pelillos a la mar y que tire la primera piedra el profesor universitario que no sea un pedazo de tahúr redomado. Que manda cojones. Aquí los que plagian se visten de víctimas de quienes los denuncian y, de propina, consiguen la solidaridad de la mayoría de sus compañeros del claustro respectivo, empezando por reptores y vicerreptores. Al caso de Vigo me remito, y a algún otro que he ido viendo en mis años de vida académica.

Pero piensas que hay países de primera y monarquías bananeras y yernistas, y que si toda la vida hemos sido las feas, normal que bailemos entre nosotras, y que majos y honrados, poquitos y todos de primerísima división. Hasta que llega la noticia de ayer y me cisco ya hasta en las cascarrias de los rinocerontes: al presidente de Hungría lo hacen dimitir porque plagió algún capítulo de su tesis doctoral, allá por 1992. ¿Pero hasta los jodidos húngaros son más decentes que nosotros, los españoles, reserva espiritual de Occidente y reserva del 78? Hombre, eso no puede ser. Que miren, que tengo entendido que el jefe de los que plagiaron en Orense/Vigo está de sabático y más contento que unas pascuas y que la Xunta le dio hace poco un pastón a su grupo de investigación porque es un grupo ejemplar, y al pobre presidente de los magiares le atizan una patada en el plagio y lo ponen de patitas en su casa, como si fuera mismamente de Frankfurt del Meno.

Defendamos a los buenos húngaros de las acechanzas exteriores y de los malos ejemplos, hablémosles de los nuestros, expliquémosles que se puede ser deshonesto y chulo y con la cabeza bien alta y que la universidad y el Estado todo pueden organizarse al modo de lujoso lupanar sin que a ningún nacional se le haya de caer la cara de vergüenza. Y si los de la pérfida Hungría se empeñan en parecerse a los finlandeses en más cosas que el idioma, rescatemos al menos al simpático y muy humano presidente suyo y hagámoslo catedrático de la Universidad de Vigo o de cualquier otra de las nuestras. Méritos sin duda ya tiene, por su obra y porque puntúan los cargos, y algo habrá hecho también de transferencia del conocimiento; o de capitales. Se acredita seguro y puede ser muy feliz jalándose unas zamburiñas con un ribeira sacra mientras con su flamante equipo se pule un articulejo de algún coreano, mismamente.

5 comentarios:

un amigo dijo...

Sí, visto desde nuestra perspectiva es simplemente maravilloso. Las tesis doctorales están costando unas cuantas carreras políticas, por esas latitudes.

A mí también me emocionó lo de Wulff, en este caso por razones no académicas.

El hecho es que en ciertas sociedades se considera que ciertas 'trampillas' son reveladoras de un carácter, de un modo de pensar, que toca profundamente la futura credibilidad de la persona. Si importásemos esa actitud, ¿se imaginan el tornado que levantaría? ¿se imaginan el paisaje, el día después, en las instituciones, en la política, en la empresa, en el deporte, en la academia, en los sindicatos, en las artes?

Salud,

Anónimo dijo...

Dos nombres importantes del caso de la Universidad de Vigo:

(1) Catedrático plagiario que está de sabático: Juan Carlos Mejuto Fernández.

(2) Antiguo alumno de doctorado de Mejuto que actualmente es Decano de la Facultad: Pedro Araújo Nespereira.

Anónimo dijo...

Al tema "Plagios y consecuencias" deberías escribir sobre el caso Dani Pedrosa, en relación con las distintas formas de "copiar" que han llegado hasta los oídos del profesorado.

Anónimo dijo...

Si, pero estos profesores de la Universidad de Vigo, tienen su consuelo: su heroína, Ana Rosa Quintana que tenia programas de televisión mañana y tarde, tenia tiempo de ir a cenas y a galas, a estrenos de cine, desfiles de moda etc. y además era tan eficiente que en sus ratos libres escribió un libro. El “negro” como no era el que daba la cara se dedico a copiar párrafos y paginas completas. Al final la pillaron, pasó vergüenza pública, y obviamente, como estamos en una republica bananera, las cadenas de televisión le renovaron el contrato pagándole aun más. Esos profesores de Vigo siguieron su ejemplo, y también les salió bien, los ascendieron a vicerrectores y decanos.

AnteTodoMuchaCalma dijo...

Un amigo de un amigo de uno que me he inventado ha hecho circular entre sus amigos (entre los que, por supuesto, no me cuento) un archivo de plagios académicos de varias especialidades. Rico-rico. La mayoría de las veces, artículos en publicaciones de poco fu, pero también en libros y en alguna revista de pata noire...