28 enero, 2013

La universidad española es diferente, a menudo para mal



                Hace una temporada los periódicos españoles informaron de un caso de probable o posible plagio en una publicación científica internacional y por obra de un grupo de investigadores en la Universidad de Vigo. Hasta alguna prensa extranjera se hizo eco del asunto y por extenso. También en este blog se habló del tema.

                En la Universidad de Vigo sucedió lo más habitual entre nosotros: se echó tierra sobre el asunto y se fingieron investigaciones para concluir que había sido un despiste, que todo había ocurrido sin querer y por culpa de un corta y pega mal llevado por algún amanuense. Aquí paz y después gloria y que todo siga igual. Creo que no se conocen casos de profesores sancionados por plagiar, ya lo hayan hecho por culpa o con discutible y muy inverosímil negligencia. ¿Cómo se plagia por descuido? Misterios de nuestra vida académica. No, no se dimite en este país nuestro, y tampoco lo hizo el rector del mismo lugar pese a estar imputado en un asunto de corrupción. Resiste y vencerás, ya escampará y, entretanto, bastará buscarse apoyos y acallar a los críticos. Hoy por ti y mañana por mí.

                Pues bien, si mis informaciones no son erróneas, hoy mismo, 28 de enero, la Universidad de Vigo celebraba la festividad de Santo Tomás de Aquino y concedía dos doctorados honoris causa. En uno de ellos el homenajeado era don Julio Casado Linarejos, catedrático emérito de Química Física. Como padrino actuaba el responsable del grupo que plagió aquel trabajo. Tengo copia de la invitación oficial para el acto y pueden examinarla pulsando en la imagen de más abajo.

                La universidad española es profundamente discriminatoria, puesto que no discrimina, no diferencia donde hay que diferenciar. Los profesores españoles somos marcadamente pasivos y complacientes, cómplices por tolerantes, nos hacemos los locos y no nos perdemos por nada del mundo un ágape o una ocasión para que nos vean de tiros largos y bien modositos, sumisos e inimputables. A un acto como ese que comentamos sencillamente no se debe asistir, ya sea por las certezas o incluso por las dudas. Para que no se confunda el grano con la paja, para que no se nos eche a todos en el mismo saco. Ahora bien, cada uno sabrá por qué se mete en el saco y qué razones tiene para seguir tan a gustito en él. Habrá quien responda que no está bien mezclar las instituciones con las personas y que los actos institucionales son una cosa y los individuos y sus acciones son cuestión al margen. No es cierto. La Universidad de Vigo, en este caso (otras veces o en otras tesituras similares serán otras), no es un ser arbóreo ni un ente abstracto e incontaminado, es lo que hacen sus profesores, es lo que se hace con sus profesores y es lo que con los silencios y la participación en todo tipo de ceremonias da cada uno por bueno a sus profesores y dirigentes. Paro cada cual verá lo que se hace, con quién se lo hace y por qué. 


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Por favor, donen sangre. Ya comenté que hace unos días en el Hospital Universitario de Móstoles hacía falta sangre de los tipos 0+ y 0-. Mañana hay partido de fútbol de alto riesgo en Madrid. Esto hace aún más necesario que se done sangre. También en Castellón, por favor.

Gracias, profesor, por su blog.

David.

charli dijo...

la universidad publica española no estimula el talento individual, ofrece un jarabe de mediocridad lineal para todos los pobres gilipollas que se matriculan en ella. De la privada no opino pues no la conozco.