04 septiembre, 2013

Ociosidades



                Vuelvo a tema viejo, pero siempre hay para más con ese asunto. Entre las cosas que más me sorprenden en esta época está la conjunción de las circunstancias siguientes: a) la gente cada vez se queja más de falta de tiempo, de estrés y de que el día no te da para nada; b) la gente se pasa el día ansiando que algo o alguien le arrebate el tiempo, para no tenerlo y no deber administrarlo como si fuera propio; c) la gente apenas se para a hablar con nadie, a echar una vil parrafada vis a vis, porque anda muy mal de tiempo.
                Caso de hoy. Resulta que aquí donde vivo me he apuntado a un cursete de pádel (aprovechando que tenemos unas pistas comunitarias), dos horitas a la semana. Ayer me acerqué por primera vez y casi me lesiono por hacer caso a lo de las posturitas y porque yo sólo sé darle a la bola como si la golpeara con la azada, pero ése es otro tema. Como somos bastantes vecinos aquí, a unos los conozco, a otros nada más que de vista y a algunos ni los reconozco si me los tropiezo en la calle.  Pero bien. Esta tarde el profe manda un guasapo de ésos y nos dice que mañana va a llover y que nos cita en otro lado. Y aquí viene mi sorpresa: se organiza un chat a tropecientas bandas que viene durando ya tres horas. Estoy por desconectar el móvil, que no para de pitar.
                Primero, y como es lógico, que quién puede ir al nuevo lugar y quién no. Yo escribí que no y ya está, eso son cosas mías. Pero luego se armó la marimorena. Versiono a mi manera el diálogo, y lo resumo. Uno cuenta que va conduciendo. Le contestan tres que no coja el móvil en el coche. Alguien interviene para explicar que mañana en la cancha va a darlo todo. Tres responden que no será para tanto. Contestaciones instantáneas: que sí, que no, que quizá no llueva tanto, que luego a lo mejor unas cervezas, que ya veremos cómo te queda la camiseta, que qué tal si vamos en un coche, que mejor en dos, que cómo son las pistas, que qué pasa con las bolas, que a ti ya te conozco yo las bolas, que… Tres horas, diez o doce personas o así dándole y dándole al mensajito. Y sigue sonando. Cuando nos cruzamos en los alrededores de las casas, nos limitamos a un hola, hola.
                Curiosísimo fenómeno este de los chats en el vecindario y los mensajes a tutiplén. Lo que entra por el móvil tiene preferencia absoluta, son comunicaciones prioritarias, intensas e infinitas. Luego, a la cara, no sabemos qué decirnos. Ya no funcionan más grupos que los grupos de chat y lo estupendo es que si yo escribo ahora un mensaje a veinte personas que apenas veo o que ni siquiera conozco, se forma una tremolina de comunicaciones que puede durar días y que aparenta que somos todos amigos íntimos, desocupados y con tiempo para dar y tomar. Me cuesta un poco entenderlo, pero se ve que ahora el mundo es así y que el alma humana ha emigrado a los teclados. Sea.
                Apuesto a que mañana vuelan las fotos con las mejores poses y los pantaloncitos más apretados. Puede que hasta caiga alguna puesta de sol o toma de un pajarillo en un tendido eléctrico. Porque los chats tienen también la característica de que nunca se acaban. Es el perpetuum movile, con uve.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Eso le pasa por apuntarse a es pijada del pádel. Dése un buen paseo por el campo, cómase después unas fabes con tinto, y estará tanto o más sano -y menos agilipollado- que con lo tro

Carmen dijo...

Espero que tengas un iphone para que no puedan comprobar la última conexión...ju.

Un cordial saludo.

No tan anónimo dijo...

1) Todo el que se embarque en esa tontada del pádel tiene merecido lo que le venga.

2) Anteayer, en una gran ciudad española, vi a dos personas sentadas en una terraza. Una de ellas tenía delante un iPad, la otra un portátil. No hablaban, pero tecleaban con furor. Quise confirmar mis sospechas y me fui acercando discretamente. Como me temía, estaban "charlando" a través de internet, a medio metro de distancia uno del otro. Creo que esto ya no puede calificarse de simple epidemia de gilipuertez, sino de cambio cultural de primera magnitud, que sólo Dios sabe a dónde nos va a llevar.

3) Me borro del GUASAP ahora mismo.

Juan Antonio García Amado dijo...

Bueno, vale, lo del pádel es una memez. Pero como quiero regenerarme,sin dejar de hacer algo de ejercicio, pregunto: ¿caigo igual de bajo si me paso al tenis o al squash? La faena es que de tenis y pádel tengo pista al lado de casa. ¿O tal vez el billar?

Anónimo dijo...

Hola, buenos días o buenas noches. Es un gusto leer su blog. Totalmente de acuerdo con respecto a la alienación de los Whatsaps. Le quería preguntar sobre el post de Ay Colombia que comentó que lo tuvo que borrar. No localizo su mail para pedirle por favor, si fuera tan amable de enviármelo para poder disfrutar su lectura. Un saludo y gracias por este disfrute de lo políticamente incorrecto. I.